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pnJabra, todos los que combaten b autoridau dí–
vina, establecida por Nuestro Señor J es ucristo
como fundamento ele su I glesia, levantan una
protesta
cla~norosa,
al sentir el rudo golpe, que
la misma I glesia
~caba
ele darles, manifestando el
explendor de su Unielad, por la sancion dogmática
que ha suscrito unn. inmensa mayoría ele los Ve–
nerables P adres del Sacro Concilio Ecuménico
Vaticano; -
á esa sancion se han adherido ya no
pocos, tal vez la mn.yor parte, el e la exigua: minorÍR
que, en el prime:· momento, elisio tieron, por diversos
motivos, del s0lemne acnerJ.o, que hoy es, lo re–
petimos, un artículo de fé, obligatorio en el fuero
ele
la conciencia y en el fuero exterior ; pues,.
como dice el Apóstol de las Gentes : no hay mas
crue un:L
fé ,
como no hay sino un solo Señor y un
solo bautismo (1); y es ta fé debe tenerse en el
cor¡:¡,zon pam ser justo, y confesarse con la boca
para
alcn.nz n.r
In.
sn.lud (2) .
En estR.s circunstancias, el dogma recientemen–
te declarado ha venido á colocR-rse pro videneial–
mente en medio de los opuestos bandos en que se
divide la familia ele Adan, bnjo de condiciones se–
mej antes á aquellas en que ésta se encontraba
cuando, ahora diez y nueve siglos, apareció entre
los hombres el Verbo ele Verdad, enviado por el
Eterno P adre para la salud del mundo. Entónces,
(1)
Umts Dorni?ms, una fides, unwrn baptisrna.-
Epist.
á
los
de
~ifeso,
Cap. IV, v. 5.
(2)
C'orde enirn c1·ed-ittw ad
Jttst-it·ian~:
ore autern confessio
fit ad saltl.tern.
Epist. á los Romanos, Cap. X, v. 10.