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presn.gin.bnen contrario por los enemigos
y
aun
por los amigos tímidos de la Iglesia; al
seguil~,
aunf]_ue distantes, la marcha majestuosa de sus
tmbajos, sus discusiones libres y animadas, en las
cnales, no obstante las humanas
é
inevitabl~s
di–
vergencias, ha resplandecido siempre la unidad;
al contemplar la pacífica tranquilidad de esos legis–
ladores~
divinamente instituidos, que se han ocu..:.
pado de estudiar y
cura~·
las llagas sociales, mien–
tras que la tierra se estremecía bajo de sus plan–
tas, rugia el trueno y el rayo cruzaba por el mun–
c1o nntiguo; al valorizar la significacion de los 53 3
sufragios que los venerables Padres dieron á
ht
definicion solemne de la infalibilidad doctrinal del
Sumo Pontífice, y que constituyen una cifra glo–
riosamente significativa en la historia de la unidad
divinamente prometida á la Iglesia; al considerar
la oportunidad de esa definicion, no solo bajo del
punto de vista de su importancia social, sino aun
relativamente al dia en que se realizó, en vísperas
de la gran tempestad que hoy sobrecoge
á
la
Europa y al mundo; al pensar en todas
~estas
co–
sas, no podemos menos que repetir la inspirada
frase de David:
esto hf1 sido hecho por el Señor,
y
es admirable
á
nuestros ojos.
Sí, venerablos hermanos y amados hijos nues–
tros: el Señor no ha abandonado,
ni
:abandonará
jamás á su Iglesia; el Señor la asiste y la asistirá
hasta
la
consumacion de los siglos. Y Ella puede
exclamar, con el Profeta-Rey:
El Señor es milum-
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