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mos que el Profeta-Rey ha escri to:
La iniquidad
se rninti6
á
sí rnisma
(1).
La Iglesia Cat.6lica no enseña que la infalibili–
dad es la
impecabilidad,
privilegio que reconoce–
mos en la Santísima Vírgen María, madre de Dios
y madre nuestra,
á
quien admiramos preservada,
no solo de la culpa original, sino de la mas leve
culpa actual
(
2); ni enseña tampoco que la infali–
bilidad es la
scmtidacl,
que todos reconocemos en
aquellos siervos de Dios,
á
quienes la misma
Iglesia tributa culto público y tiene por interce–
sores cerca del Santo de los santos.
Lo que la Iglesia cree es que el Sumo Pontífi–
ce
NO
PUEDE ERRAlt, .
cuando ensePia
á
todos los fieles
acerca ele la
fé
y
ele las costumbr·es; po? que es asis–
tido por el Espíritu clim1w, segun las p1·omesas de
Nztest?·o Se?ior J esuc?·isto, pat·r.t clesempefiar ?·ecta–
mente su cct?''[JO ele Pastor·
y
Doctor de todos los c?·is–
tianos .
Y este privilegio es solo
negativo,
como en–
So.:)ñan los teólogos, porque, en virtud de él, solo
se niega la posibilidad de errar; mientras que la ins·
piracion divina es un privilegio
positivo,
porque, en
virtud de él, se afirma la ilustracion e5pecial de
Dios al escritor sagrado.
(1) Salmo XXVI, v. 12.
(2) Maria proprium peccatum non habuit: et ab innocen–
ti.ssimo corde cjus prresentia longe fuit, nihil unquam cogita–
vlt,
~ocuta
vel operata est, de quo oporteret eam aliquando
poomtere. Gradum tamen plenioris sanctitatis in conceptioue
Filii habuit,ut videlicet plena gratia esset, et in gratia coufir–
mata ......
D.
B e¡·na1-cl-us,
in Serm. de Nativ.
Yírg.