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· t rabajo que, por ·el espacio demas de cincuenta de epis–

copado, soportaron sus hombros, r ir:di 6 ssualma al Crea–

dor, declarando en su testamento que había

gast~do

cuanto, por r azon de sus beneficios epi scopales, había

adq·uirido · Esto no obstante, el Gobierno mand6 seguir

el juicio de espolios, que aún no ha termiuado.

.

· Ya desde el 22 de Julio de 1870, conociendo que se

acercaba el fin de sus dí as y que le escaseaban las fuer–

zas, para continuar rigiendo la Iglesia de Lima, mani–

fest6 al Gobierno su r esolucion de acudir á la Santa Se–

de para que le concediera por Coadjutor perpétuo al

Ilustrísimo señor Obispo de'Trujillo. Por oficio dirigido

á la Honorable Cámara de Diputados en 6 de Diciem-

. bre del mi smo afio el Gobierno sometió este asunto á la

resolucion del Congreso, el cual cerr6 sus sesiones sin

expedirla. Mas, como insistiese el muy Reverendo Me–

tropolitano en que se tom

ase una

determinacion que lo

librase del peso del Arzobi spa.do, · el Gobi erno, despues

de oirá los Fiscal es de la Corte Suprema, que op inaron

porque

~e

accediese á la solicitud del Reverendo Ar zo–

bispo, resolvi6 que, estando pendiente la cuestion en el

Congreso, por ent6nces no le era posible prestar su con–

sentimiento para que el Reverendo Obispo de Truj illo

fue se clesignado como futuro sucesor del Arzobispado.

Desistiendo, fi nalmente, en su oficio de ] 6 de Agosto

de 1871 de su emp eño en que el Coadjutor lo fuera con

futura sucesion, se expidi6 en la misma fecha

~l

decreto

que dispuso se elevasen

á

Su San tidad las r espec tivas

preces. A-ccediendo

á

ellas, el Romano Pontífice remi–

ti6las L etras Apost6licas, que el Gobierno oportuna–

mente wand6 cumplir y ej ecutar, y, en virtud de las

cuales, el Ilustrísimo señor Obispo de Trujillo pas6

á

ser, no solo Coadjutol·, sino Admin istrador Apost6lico

del Arzobispado .

Graves dolencias tuvi eron postrado al I lustrísimo

Coadjutor

y

le impidieron desempeñar sus funciones,

durante la vida del señor Arzob ispo, á punto de que tu–

vo necesidad de nombrar un Gobernador Eclesiástico,

el cual continu6, ocurrida la muerte de aqU¡el, y hasta

los primeros dias de Junio últirpo, en el ejercicio de· las