.XLVIII
presen.taba una razon mas
efi~az
para probar la pei·petuidad de
las llaves en el cuerpo de la I glesia, en Jo que no tenían ninguna
participacion aquellos que dejaban de pertenecerle,
y
de cuyas
manos las dejaban caer, las p erdían, como sucedía con los Ca–
taras, en espresion de San Agustín.
Decía tambien nuestro Doctor Moreno
TOMO 4º
Pág. 162 lin. 14 despues de
cristiwno.
¿Puede ser cristiana la
conducta de la'esposa, que deja su familia para ir á ga.nar el
jubileo, ó estar rezando largas horas en las iglesias? ¿Y la de
la hija, que henchida del espíritu de su confesor, contradice
á
la madre,
ó
dice ·con arrogancia--yo no recibo consejos sino de
aq1¿el,
señalando el retrato de su padre espiritual? Nada de esto
es cristiano
Porque
Pág. 188 despues de
exajeradas
en la última lín. Avergon–
cemosla con las palabras del Papa Simaco, cuando asi decía á
un Emperador-"si hai error, debe emplearse el convencimien–
tó;
y
si no lo hai, decid que la verdad no se halla de vuestra
p arte; pues valiendoos de la p ersecu cion, debeis confesar que
habeís errado" ("sí errorpes
t.,
con!:incendus est; verum si error
non est, tibi verum deesse eognosce, qui persequeris, qua pto–
fiteris errase." Coleti, tom. 5º col. 430).
39. Ahi
Pág. 24'1 despues de la cit.a (48).
A propósito de la prodigalidad en conceder induljencias, han
de permitirnos nuestros lectores, que hagamos mérito de la
conducta de Urbano II que al regresai· de Francia
á
Italia,
y
pasando por Maguelone, bendijo la isla,
y
concedió absolucion
de todos sus p ecados
á
cuantos estuviesen enterrados, ó en
adelante se enterraren en ella. (Arte de verific. las datas, part.
2 toro. 2 pág. 338. No son
Pág. 267 !in. 15 dcspues de
?itas.
De su p arte las luces irán
estü·pando no pocas necesidades, despues de· haberlas desa–
cr,,ditado.
' <Pág. 325 despues de la cita (94).
Por último,
y
llamamos la atencion de los propios curialis–
tas; el empeño de unir estrecha
é
indisolublemente el Papado
con el.señorio temporal, espone al primero á corret> la suerte y
los inconven.ientes de este;
á
que haciendose odioso el Príncip e;
lo sea tambien el Pontífice
á
causa de ser Príncipe; y
á
que,
jeneralizando la espresion
ó
pasando de la p ersona á la idea, se
aborrezca y menosprecie al Papa, y
á
la Iglesia de que es Pri–
mado,
á
vista de la ,mqchedumbre _de males que le atrajo la