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t<>lica;
y
el haber dicho á Pío IX que le han sorprendido,
que se ha equivocado, sonará
á
los oídos curiales como atroz
é
imperdonable desacato. ¡Decir
á
un hombre, que puede
equivqcarse,.es insultarle! Lo es,
á
juicio de la Curia res–
pecto del Papa, ele quien ella ha dicho--el
Papa no es pu1·o
hombre, sino casi Dios--el Papa puede todo lo que Díos
puede--el Papa tiene tres coronas, como Rey del cielo, de
la tierra, y de los inflemos,
con otras blasfemias de la R0ta
romana, de que hablo en mis disertaciones.
Si pues la Curia Romana se empeña en oprimir el
pensamiento ,
y
en hacer alarde de supremacía sobre
todas las categorías mundanales, ella misma se ha colo.
cado en u na posicion odiosa, donde no entiende el len–
guaje de los pueblos, ni éstos el de ella,
y
ha quedad0
aislada en el Universo. Aunque no fuera mas, que ver to–
davía en Roma lnquisirlores jenerales,
y
una Congregacion
de la INQUISICION UNIVERSAL, bastaría para cono–
cer la anomalla de la existencia de la Curia,
y
su odiosidad.
¡Que satisfaccion, que gloria para la "Defimsa de la au–
toridad de log Gobiern0s," el Jlaber merecido la reproba·
cion de la INQUISICION UNIVERSAL,
y
dicho ella al
Papa que la condenára! Otras Inquisiciones condenaron
tambien las obras de otros escritores: condenaron, digo,
y
prohibieron, pero no contestaron, es decir, qu e les de·
jaron su mérito, para que salgan algun dia de las cata–
cumbas de las Congregaciones,
y
sean conducidas en triun–
fo al Capitolio.
G racias os doy, Curia Romana, por haber colocaclo mi
humilde non:bre entre los de ilustres personajes. Gracias.
porque habeis dado á mi escrito una solemnidad, que sin
Vos no habría tenido jamas. Gracias otra vez. por vuestras .
imprudencias,
y
vuestra lijereza,
y
los pasos falsos', que <)ais
ahora en el siglo XI:X como cuando os hallabais en el XIII.
Prohibid, condenad mas; poned esta mi contestacion en
vuestro índice, hacedle este honor, lo merece. Lo debeis
á
Vos mismo,
p~ra
disipat· con un rasgo de
plum~
todas
las ra7.ones,
y
justificar con una sola palabra las pretensio–
nes, que yo he desacreditndo en seis volúmenes. Curia
Romana, la humanidad os llama á juicio, por los incalcula–
bles males que le habeis hecho.
Si cuanto ma l existe
sobre la tierra, ha debido su nacimiento
á
los errores,
nadie como Vos• los ha esparcido. Vos hicisteis creé r, que
los sucesores de San Pedro tenian mucha mayor autoridad
que la que tuvo el santo apóstol,
y
les aconsejasteis, q•1e
mandaran á los pueblos, que fuesen inobedientes
á
sus So-