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(47)

t<>lica;

y

el haber dicho á Pío IX que le han sorprendido,

que se ha equivocado, sonará

á

los oídos curiales como atroz

é

imperdonable desacato. ¡Decir

á

un hombre, que puede

equivqcarse,.es insultarle! Lo es,

á

juicio de la Curia res–

pecto del Papa, ele quien ella ha dicho--el

Papa no es pu1·o

hombre, sino casi Dios--el Papa puede todo lo que Díos

puede--el Papa tiene tres coronas, como Rey del cielo, de

la tierra, y de los inflemos,

con otras blasfemias de la R0ta

romana, de que hablo en mis disertaciones.

Si pues la Curia Romana se empeña en oprimir el

pensamiento ,

y

en hacer alarde de supremacía sobre

todas las categorías mundanales, ella misma se ha colo.

cado en u na posicion odiosa, donde no entiende el len–

guaje de los pueblos, ni éstos el de ella,

y

ha quedad0

aislada en el Universo. Aunque no fuera mas, que ver to–

davía en Roma lnquisirlores jenerales,

y

una Congregacion

de la INQUISICION UNIVERSAL, bastaría para cono–

cer la anomalla de la existencia de la Curia,

y

su odiosidad.

¡Que satisfaccion, que gloria para la "Defimsa de la au–

toridad de log Gobiern0s," el Jlaber merecido la reproba·

cion de la INQUISICION UNIVERSAL,

y

dicho ella al

Papa que la condenára! Otras Inquisiciones condenaron

tambien las obras de otros escritores: condenaron, digo,

y

prohibieron, pero no contestaron, es decir, qu e les de·

jaron su mérito, para que salgan algun dia de las cata–

cumbas de las Congregaciones,

y

sean conducidas en triun–

fo al Capitolio.

G racias os doy, Curia Romana, por haber colocaclo mi

humilde non:bre entre los de ilustres personajes. Gracias.

porque habeis dado á mi escrito una solemnidad, que sin

Vos no habría tenido jamas. Gracias otra vez. por vuestras .

imprudencias,

y

vuestra lijereza,

y

los pasos falsos', que <)ais

ahora en el siglo XI:X como cuando os hallabais en el XIII.

Prohibid, condenad mas; poned esta mi contestacion en

vuestro índice, hacedle este honor, lo merece. Lo debeis

á

Vos mismo,

p~ra

disipat· con un rasgo de

plum~

todas

las ra7.ones,

y

justificar con una sola palabra las pretensio–

nes, que yo he desacreditndo en seis volúmenes. Curia

Romana, la humanidad os llama á juicio, por los incalcula–

bles males que le habeis hecho.

Si cuanto ma l existe

sobre la tierra, ha debido su nacimiento

á

los errores,

nadie como Vos• los ha esparcido. Vos hicisteis creé r, que

los sucesores de San Pedro tenian mucha mayor autoridad

que la que tuvo el santo apóstol,

y

les aconsejasteis, q•1e

mandaran á los pueblos, que fuesen inobedientes

á

sus So-