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.
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3
Porque á este fin se dió una órden, que logró suspen–
.der
el
R. ObiS>po, reformándose despues en los recursos del
Rey~
no de Valencia.
9
1
4
Y
finalm~nte,
porque una
Ú
otra Justicia,
Ú
por ig–
norancia, ó por estrechéz,
Ó
por malicia, no haya observado
,todas las formalidades,
Ó
haya cometido algun desórden, impo–
sible de precaver absolutamente miéntras que hubiere mundo.
91
5 ¿No es esto lo que resulta del Expediente, registrado
.con tranquilidad de ánimo y sin preocupacion? ¿Pues donde es–
tán los saquéos ' los ulrrages ,
y
los atropellamientos' que se exa–
geran? ¿Donde las nuevas imposiciones y los arbitrios inveúta–
dos por los Fiscales para gravar al Clero? ¿Ni en que se fundan
los vaticinios de las desgracias de España y su ruina?
916
¿Son estos los motivos por que debia negarse la abso–
lucion al Rey, segun lo que manifiesta la Carta del R. Obispo á
el
P. Confesor? ¿Son rodas estas las pruebas de que el Rey há esta–
do en tinieblas, y con los oídos tapados
á
piedra y lodo?
¿Y
es
por esto por lo que se dice, que S. M. há estado en peor sima–
don , que el impio Rey Acab? ¿Así se trata á un Monarca justo,.
religimo y piadosfsimo
?
¿~e
es
lo que
el
Rey no há manda–
do examinar escrupulosamente) ni lo que se há ocultado
~
su
soberan1a?
917
¿Son estos cambien los motivos por que se há hecho
el
nombre del P. Confesor mas aborrecible, que
el
de Squilace, co–
~o
se explica el R. Obispo? ¿Será porque en
el
Escusado esrubo
~l
P. Confesor haciendo oficios , no solo de protector, sinó de
Agente de las Iglesias, para que se concordasen, como resulta de
los menudos p1sages, que refiere
el
Informe hecho á los Fiscales
· por uno de los Doctoiales de Toledo
?
.
91
8
¿Será porque el P. Confesor dió su dictámen para liber–
tar de las conducciones de granos á los Eclesiásticos del Reyno
de Valencia contra la Consulta del Consejo de Hacienda, funda–
da en aquellos Fueros?
.
91
9
Pero sea como quiera_, ya
el
Rey vió aquella Carta es-
crita á el P. Confesor, que tubo la fortaleza nada comun de pre–
sentársela. Ya
el
Rey , no solo toleró sus expresiones , sinó qua
inAamado su Real corazon del amor y rendimiento, que profe–
sa á
la
Iglesia y sus sagrados derechos , escribió á
el
R. Obispo
para que libremente
y
con santa ingenuidad explicase los agra–
vios, las faltas de piedad
y
religion, y los perjuicios, que su Go–
bierno hubiese causado
á
la Iglesia.
Es-