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Yo no !lJe atrevo
á
afirmar que no existan
algu~
nos pocos hombres que al fin puedan variar su reli·
gion; pero la polítiea no dicta leyes
á
favor de los
raros y estraordinarios caprichos. Lo que si aseguro
es, que en los paises de distintas, pero poeas religio–
nes
e
que es donde
exi~te
algun espíritu
religioso),
por mas ilustrada, universal y sencilla, que se pre"'
sente la religion que es obediente y sin previlégios ci–
viles, cuando hay otra dominante y privilegiada; jamás,
o rara vez los pro8elitos de la religion dominante abra•
zan la pasiva, si no es en masa y por motivos políticos.
No sabemos que en Persia algun Mahometano se
_haya convertido en Güebro, ni en la India en Bania·
no, o de la religion de Brama, ni algun Turco en Cris·
tíano Griego, o algun Cristiano de Esp!aña se hubiese
hecho .Moro despues de la restauracion de la Monar–
quía Goda.
Esto prueba que no es la conciencia
ni
los
sublimes vuelos del entendimiehto
los que j¡;¡fiuyert
en la mudanza de religion ; sino el interés y el pocó
respeto, y bastante incredulidad en la propia religion.
Pero volviendo
a
nuestro primer objeto; lo cier–
to es , que la tendencia del siglo . es á la irreligion:
y
así vémos que los escritos religionarios se dirigen
á
encontrar los dogmas incompreAsibles, las ceremonias
ridículas, y el sacerdocio fanáticlll, hipócrita
y
ambicioso.
De
cuantos males pueden sobrevenir
á
un esta–
do ' ninguno debe evitar la política con mas tenaz em–
peño, que el de la irreligion : ella. es la fuente de
toda inmoralidad ; la iniciacion de
todos los que se
reunen á formar el desórden en las republic.as ,
y
de
los que mas resisten el pacífico imperio de las leyes.
En una revolucion es el instrumento mas funesto de
la anarquía; asi nos ha desmostrado. una coastante es–
periencia , que es mucho mas facil regenerar un estado,
y
conducirlo á su prosperidad, por ho11nbres religio–
narios que por libertinos irreligiosos. La España,
y
la Francia, cuyas revoluciones han sido bastante irre–
ligiosas, nos manifiestan quP-
á pesar de los mas herói–
cos esfuerzos , el libertinage re'ligioso dificulta, ó sirve
de pretesto para hacer abortar todos los proyectos del
valor y la sabiduría, por la odiosidad
y
partidos entre.