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~os
los empleos de legislatura, adminístracion judjciai_,
gubernativa y aun militar.
¿
Y
cual es el h_ombre que
persuadido sinceramente de alguna de estas éloctrinas
quiera ser el esposo , el padre,
el
hermano, el con.
domestico de personas
tan repr.)bas y execrables
?
¿
Cual el gobierno
ó
el gefe que no distinga y
pr~fiera
la porcion
á
quien le unen vínculos tan sagrados, y que
la cree firmemente destiqada por el Ser Supremo para
~xistir
con eUa por
usa
eternidad en las mo.radas celes–
tiales? Si una opiniofl política
y
aun fjlosófica, un signo es–
terior, sirven generalmente de estandarte de reunion pa–
ra formar partidos y desordenes en los estados
¿
que
sucederá con los que se l).al}an unidos
ó
separados pmr
los sentimientos mas
~n~~r~santes
qus pueden afectar el
corazon?
·
§.
v.
La multitud t!e religiones en un estado conduce
á
la
_irreti¡ion.
Para remediar estos mates solo se presentan dos
recursos que son;
ó
la iacredulidad y absoluta irreligion,
ó la uniformidad 4e religion en la sociedad que compo .
•e un solo estado. En efecto , de estos dos meaios el
primero es el que estamos esperimentando en el dia;
y el segundo es el único que puede encontrar la po·
lítica, si ne quiere
c0n~ucir
la Rep.ubl ica al . mas alto
grado de inmo¡:alida41Y corrupcion. J?emostremos uno
y
otro.
Cuantos eJementos pueden formar la irreligion to..
dos influyen en el pais de muchas religiones.
1.
o
El homh>re que reconqs;e al rededor de si cet\tenares
de sectas distintas, naturalmente concibe cierta especie
de ansiedad y desconfianza sobre la certidumbre de
la suya; siendo una afeccion tan general, que el asen·
so crezca
ó
disminuya
á
prep0rcio-n de la conformi·
dad
ó
divergencia de las opini0nes que nos rodean,
especialmente en puntos en que
una demostTacion
sensible
y
evidente no \'uede cautivar nuestro co–
razon. Confesemos tambien que el ver tantos hombres
adorando cada uno
á
Dios de distintos modos, y exoo;:
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