DISCURSO DEL DOCTOR LOAYZA
Excmo. Sr. Delegado Apostólico, limos.
y
Reverendísi–
mos SS. Arzobispo y Obispos, Sres. Representan–
tes, Señoras y Señores:
Era ya para mí altísimo honor el que me dispensara
la Unión Católica de Señoras de esta capital, cuando se
dignó elegirme para que, como uno de sus diputados, for–
mara parte de esta respetabilísima Asamblea; pero ese
honor ha llegado á su colmo y traspasado los límites de
mis modestas aspiraciones, al ser designado, por vuestro
unánime
y
espontáneo sufragio, para presidir el primer
Congre o Católico del Perú. Debo tan abrumadora co–
mo especialísima distinción. nó
á
mis merecimientos, har–
to escasos por cierto; sino á vuestra indulgencia inspira–
da tal vez en el ?ropósito de poner de manifiesto que
Dios en sus impenetrables arcanos, suele servirse de dé–
biles instrumentos para la realización de sus sabios de–
signios. Así se explica, señores. la elección con que me
habéis favorecido, y así se explica también el hecho de
que,
á
pesar de mi íntimo convencimiento de ser el últi–
mo de vosotros, haya aceptado, srn vacilar, este encum–
brado puesto. en el que no veréis brillar, ciertamente,
una inteligencia esclarecida; pero en el que sí encontra–
réis, os lo aseguro, una voluntad decidida á trabajar por
la consecución ele nuestros elevados propósitos, contan–
do para ello con vuestra ilustrada
y
valiosa cooperación.
ceptacl, ilustres matronas de la Unión Católica,
y
dis–
tinguidos señores Representantes, el homenaje de mi
profunda gratitud, que no acierto
á
formular como de-