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' l'RATADO SEGUNDO
nes en que hay oh]igiicion de hacerla; porque como con la con–
fesion general se suplen las faltas que puede haber habido en las
confesiones de toda la vida' y en particular de la niñez y mocedad;
ya por falta de exámen, ya de contrioion, ya de propósito de la en–
mienda , ya por haberse dejado de miedo
ó
de vergüenza algun pe–
cado mortal, ó circunstancias agravantes, que mudan la especie del
pecado (vicio en que suelen caer muchachos y doncellas de poca
edad, mas por la demasiada vergüenza que tienen, que por la grave–
dad de las culpas,
ó
por no haber tenido intento de restituir Ja ha–
cienda
ú
honra que el confesor le mandó ,
ó
de dejar la ocasion
próxima en que estaba de pecar, ó por otro cualquier impedimento
semejante) en tales casos la confesion general es forzosa, y se ha de
hacer el exámen muy exacto, sin dejarse cosa alguna.
Cuando no se hace por necesidad, ni de ohligacion, sino por
sola devocion, no es menester que sea tan exacta (pues puede de–
jarse lo que quisiere), y tambien tiene sus provechos, porque se
aquieta la conciencia, se asegura mas la salvacion, se renueva el do–
lor de los pecados, y se aumenta mas la contricion viéndolos todos
juntos; perdónase la pena temporal, ó en gran parte se disminuye;
afervórase el amor de Dios, que tanto nos ha perdonado; renuévase
la vida, y truécase en otra mejor y mas fervorosa, haciendo de los
hierros pasados, espuelas en lo porvenir para caminar al cielo.
CAPITULO IV.
lUEDlOS PARA HACER BIEN HECHA LA -CONFESION GENERAL.
Para qne la coníesion general se haga con fruto, consuelo y
facilidad, se ha de hacer lo siguiente:
Decirlo primero al confesor, y tomar su consejo
y
direccion, si
co11viniere hacerla.
-,
...
• Elegir tiempo conforme su necesidad, de ocho
ó
quince dias,
y ·
recogerse en ellos para examinar su conciencia , libre de otros
cuidados, pues el de la salvacion es el mayor.
El modo de examinarse ha de ser pensar bien las casas en
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