Table of Contents Table of Contents
Previous Page  201 / 458 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 201 / 458 Next Page
Page Background

llE LA. SATlSFA.CCION

ODLIGA.TO

!UA.

l89

religiosos de la compañía traian consigo una yerva, que los prescw–

vaba de todo pecado sensual;

y

cundió tanto esta voz, que llegó

á

los oitlos del príncipe D. Felipe

U,

el cual, deseoso de saber, qué

yerva fuese esta, le mantló

á

su ayo .D. Juan de Zúfiiga, comemla–

ilor de Castilla

y

del consejo de Estado , que se informase en la com–

pañía de la verdad, que tenia esta fama tan constante; dió el ayo el

recado de su príncipe al padre Araoz, que entonces predicaba en Ma-

1lrid con grande fama de docto,

y

santo; el cual luego que lo oyó

quedó suspenso, y como era tan disc1·eto cortesano, respondió, que

le <liria la verdad, con tal que se la refiriese al príncipe, como él se

la diria; prometió de hacerlo así D. Juan, y díjole el padre: mn–

cha. venlatl es, seilor, lo que en la corte se dice <le esa yerva que

traemos, y es de t.:rnta virtud

y

efic:lcia, que no solo nos libra de la ·

sensualidad, siuo <le toflos los <lemas vicios;

y

quisiera que su al–

teza

y

V. S.

y

todos los cortesanos la trageran siempre consigo,

y

se aprovecharan de ella; esta respuesta le acreclmtó el deseo mucho

mas, po1· saber qué yerva fuese,

y

dijo al padre , f¡ue no le tuviese

mas suspenso á él, ni á su príncipe, sino que le dijese qué yerva era,

y

cómo se llamaba, para ir luego con la rnspuesta; el padre respon–

dió : la yerva, señor, que traemos con uosotros los de la compaiiía,

es el santo temor de Dios, y hallámonos tan t>ien con ella , que en

medio de las llamas no nos quemamos,

y

eilt1·e tantos peligros del

alma (ayudados de Dios y de ella) salirnos con victol'ia,

y

donde

quiera que llegamos , nos va mejo1· qne merecemos; porque este

santo temor 11os hace huir de todo pecado, gual'<larnos de los peli–

gros y ocasiones en f{UC Dios puede ser ofendido ,

.t.IJ

>lemos de los

males pasados, abstenernos de las delectaciones presentes, tomar

con tcmplaza lo que es menester para pasar esta vida ,

y

goherna1·

nuestras acciones con discrecion cristiana, anhelar siempre

á

la per

4

feccioo, procurar saber lo que mas agrada

á

nuestro Sefior,

y

po–

nerlo en ejccucion, para mayol' honra, gloria suya y hien nuestro,

y

provecho universal de nuestros prógimos. Contento quedó el ca–

ballero con la respuesta,

y

mucho mas su príncipe;

y

lo queda–

r:ís lamhien, si traes contigo esta ycrva: cuyas Yirtudcs conocia

muy bien c·I santo virjo Tobías, cnamlo iudustriaudo

ii

su hijo en la