DE LA ·SANTISIMA VIRGEN.
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Pondré una enemistad irreconciliable, ·dixo Dios
á
1~
ser–
piente, entre ti y la n1uger que debe quebrantarte la ca–
.beza, no hay que buscar otro orígen, ni otra causa del
implacabJe ó_dio que la heregía tiene contra la santísima
.Vírgen. ~
Ella queorantó la cabeza
á
la
serpi~nte,
nQ -solo.
por haber sido preservada del pecado origínai , _. fünesto
1nanantial de todos los otros pecados, sino principalmen–
te porque concibió en su seno ,
y
parió al Salvador del
mundo, el cual desarmó
á
todo el ,infierno,
y
arruinó su
imperio:
Ipsa conteret caput tuum.
María quebrantó la
cabeza
á
la serpiente infernal,.
i
qtJé hay que admi rarnos,
pues, de que vomite contra élla todo .su
veneno~
lVJ;ién–
tras le quede algo de hiel,
(y
le quedará siempre) no
cesará el demonio de hacer todos sus esfuerzos para des:–
acreditar y estorbar el culto que la es debido á María;
no cesará de hacer todos sus esfuerzos para obscurecer
,el resplandor de
Siús'
grandezas, para privarla de fas ·ilus–
tres prerogativas de su dignidad,
y
para c.\isputarla lo-s
mas bellos privilegios·que ha recibido de Dios; hai;á, en
fin,
todos sus esfuerzos para
cerrarles este asilo
á
los pe–
cadores,
y
para debilitar
y
a.unsufocar, si pudiese , _en
el corazon de los cristif}nos
el mas bien ·(uadado
~ítulo
de su mas dulce confianza:
Et
tu
insidiaberis
·ca/caneo
ejus:
y tú no cesarás de poner tropiezos
y
armar lazos
á
_su talon; buscarás cómo impedir,, cómo obscurecer el
culto que se la da,
y
cómo desacreditarle
é
infamarle por
1nedio de tus emisarios.
Pero · ser-án inútiles, como lo han sido hasta aquí,
los
esfu~rzos
de todo el infierno. Por mas que la serpiente
infernal haga nacer en todos los siglos nuevos insectos,
que arrastrando sobre la tierra, se encaminen hácia élla,
flO
podrán hacer sino vanos esfuerzos para morder su ta–
lon _:
Ca/caneo
ejus.
A esto se reducirá siempre todos los
malignos esfuerzos de los hereges. María estrellará siem–
rre
á
los hijos' así como quebrantó la cabeza del padre.
No hay enemigo de Jesucristo que no lo sea de su san–
tísitna Madre. Todos los hereges aborrecen
á
la Madre,
porque aborrecen al Hijo:
Qui
me odit, et matrem meam
odit
,
se pudiera decir; pero vos, ó santa Madre de Dios,
decía el mas célebre de los oradores sagrados del siglo
pasado, vos sois el escollo contra el cual se ban ·estrella-
Tom. /71.
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