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DOMINGO SEGUNI)O
,
DE
CUARESM-A~
r •
j
r
E1
segundo
doming~
de Cuaresma fue vacante por mu–
chos siglos; es decir, no tuvo oficiorpar:ticular, porque el
del Sábado antecedente, que •era extraordinariamente lar–
go por razon de la colacidn·de las &rdenes, ocupaba
á
los
fieles toda la noche; de modo, que por lo comun no se
acababa la misa hasta despues de salido el sol. Esto hizo
decir
á
muchos, que las oraciones
y
las ceremonias de la
colacion de las órdenes, la ·que no empezaba hasta despues
de la misa de las témporas; esto es, hasta el sábado por·
la tarde,
y
á:
la que asistían todos los fieles, era el ver–
dadero oficio del segundo domingo de Cuaresma. El ayu–
no del sábado duraba hasta el domingo por la mañana;
y
se pasaban las gentes sin tomar nada desde la comida del
viernes hasta el domingo por la mañana. La fatiga de es–
te doble ayuno, junto con la de estar en vela
~oda
la noche,
y
la de la funcion de las órdenes, vino
á
ser nociva
á
la
salud de muchos ; por lo cual la Iglesia, como una bue–
na madre, siempre atenta
á
proveerá las necesidades aun
corporales de sus hijqs, limitó
y
restringió la colacion de
las órdenes á los sába'Elos de las cuatro témporas, dexan -
do de este modo libre todo el oficio del domingo. Esta
nueva disposicion dexó al segundo domingo de Cuaresma
un vacío, digámoslo así, que fue preciso llenar con un ofi–
cio particular. Al principio se contentaron los eclesiás–
ticos con repetir el oficio
á
la misa deY sábado a'nteceden–
te, omitiendo las lecciones del viejo Testamento; lo cual
se practicó por algun tiempo, hasta que -se
e~tableció
un
oficio uniforme algun tiempo despues. En algunas iglesias
todavía se guardó la costumbre que babia en Francia de
decir en la misa de este dia el evangelio de la parábola del
·hijo Pródigo: en otras ,partes se tomó del oficio del jueves
antecedente el evangelio de la '-Cananea;
y
esto es lo que
Tom.
11.
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A