NOVIEMBRE. DlA 111.
Dios, finalmente, cuyas palabras son mas firmes
y
subsis–
t t!ntes que los cie1os
y
la tierra, tieq.e dicho, que los jus–
tm no
experimentariaa jamas otra suerte que
la que él ha–
bia experimentado: que el- mundo los perseguiria pues –
to que
a
él le babia perseguido'
y
últimamente' que ningu–
no de sus discípulos podria tener pretensiones
d~
ser mas
g
ue
su
maestro.
·
Sin
embar'go de todas estas· ve'rdades el
~ Espíritu
san-
to
dice,
que las almas de los j ustos están en la mano de Dios,
y que no los tocará et torment,o de muerte..Que d los ojos de
los necios pareció que morían,
y
juzgáron que su muerte es–
t aba llena de aflicciones
e
ignominias; pero que en la rea–
lidad ellos descansaban en paz ,y sus almas están en las
manos de Dios.
Qué
expresiones puede encontrar
el
chrís–
tiano que
le a
eguren con mayor firmeza áe
una
·vida
in–
mortal outra todas las cabilaciones de aquellos
infelice~
entusiastas , que quisie ran morir como bestias por tener
tranquilidad en sus
delitos~
'Qué ·
fundamento~
mas sólido
puede encontrar el homore
· ~~ra
afianzar unas esperapzas ·
eternas'
y
de unas dichas süpericJ.res ·
a
,toüa .
imagiriaci,óµ~
Sí , christiano, padecerás en este mundo: los perversos, los
mal vados perseguirán
tu
justicia. calumniarán tu virtud,
morde rán
~on
lenguas v.iperinas la .santidad
d~
tus costum-,
bres: su maligpidad furiosa llevará su encono hasta el .pun._,
to de asestar tu vida ,
y
de
hacértda perder en cárceles ,
en
destierros , entre hambre
y
miseria. Pero quando te des- ·
pojen de todo, no podrán quitarte dos cosas: la
una.
es
la
virtud que tranquili-za tu conciencia ,
y
te hace gustar
de las suaves delicias de la paz
y
qe las esperanza que no
podrán amo,rtig\J'ar
to~as
las adversidades de esta vida:
la
segunda es tu Dios, que es omnipotente,
~apientí$imo
for–
tísimo,
y
Dios de justicia
y
de venganzas, que está
sh~m
pre junto
a
ti para sostenerte con
su
gracia
y
vengarte de
tus enemigos. Vendrá tiempo en que ellos reconozcan su
error, en que reciban la sentencia debida
a
sus iniquida–
des ,
y
en que viéndote sentado en
un
trono de estrellas
disfrutando
la
gloria de Dios, su amistad
y
su confianza,
se llenen de confusion
y
arrepentimiento,
y
paguen los
delitos presentes con una desesperacion eterna.
No
dudes,
pues, que las ·almas de los justos están en las manos
d,e
Dios;
y
que aunqu_e delante de
los,
hombres padezcan
gran-
r'