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_ NOVIEMBRE. DIA

XXVI.

407

mo Dios que la ordenaba para su Iglesia. Tenemos , pues,

que este hecho no es auténtico

e

incontextable, y que so–

lamente tiene su orígen en una piedad poco reflexi va que

quiso preferir una maravilla

a

la misma verdad . Los santos

padres solamente mencionan lo que refi ere el eva ngelio;

conviene

a

saber, que María santísima se despo ó on un

varon

ju ~to,

de

la

familia de David, llamado

Jo ef. So–

bre este hecho cierto forman sus sólidas c0nsideraciones,

y

de ellas nace nuestra instruccion y el mayor r e 1¡peto

y

veneracion

a

los decretos de la divina providencia.

En

ésta admiran los Santos, cómo habiendo hecho María san–

tísima voto

de

virginidad,

y

habiéndola de conse rvar per–

pétt-!amente, dispuso que María se desposase con Josef.

Unos son de parecer que la santa Vírgen comunicó anti–

cipadamente. con el santo esposo el voto de virginidad

que babia hecho,

y

que

a

su

imítacion hizo lo mismo

San Josef.

Otros,

y

entre ellos San Agustin, juzgan que

María santísima se desposó del modo comun y extraor–

dinario entre los hebreos, poniéndose en manos de

la di–

vina providt!ncia, que no babia de permi tir la relaxacion

de un

voto

que el mismo Dios la babia inspirado. Pero

como quiera que fuese, todos los santos padres producen–

varias

causas por donde se manifiesta que fué convenien–

tísimo el que .estuviese casada la que había de ser madre

d e

Dios. El glorioso Santo Tomas

de

Aquino las recogió

y

comprehendió todas en la tercera par te, quresr.

29,

ar–

tic.

1 ,

distribuyéndolas por clases con el méto

o

y

clari–

dad que acostumbra. En

el

lugar cit do dice así:

Fué

conveniente que Christo naciese de una vírgea que

estu vi ·se desposada, ya por lo que respe ta al mismo J e

u–

Christo, ya por

lo

que mira

a

su madre ,

y

y a

por

·lo

que

conduce

a

nosotros. Por lo que respecta

a

Je u

Christo

hay quatro razones: la prim

ra,

para que no fu ese

d

s–

preciado de los infieles, como si no hu biese nacido de le-

. gítimo matrimonio, por lo qua l dice

S:rn Am :>ro io

obre

el

capítulo primero de San Lúcas:

Q,ué razon habría para

culpar

a

los judíos ni

a

H erod s , si éstos hubiesen perse·

guido

a

ttn bombre procedido de un

adulterio ~

La

segunda,

para que la gen alogía de Jesu-Christo se texiese po r me–

dfo del varan,

segun

el

órden acostumbrado, por

lo

qual

dice San

Ambrosio sobre el

capítulo

tercero

de

San Lúcas:

.

Ce 4

El