NOVIEMBRE. DIA XXV.
a9c
vela.
No
habla
el .
Sal
v~dor
con pecadores
de
profesiorr.
Quando recomendó tanto el . consejo de \'elar
y
orar sia
intermision ,-hablaba con los tres discípµlos mas 'favore–
cidos, con los apóstoles mas fervorosos
y
mas santos. Ex–
póneste aturdidamente
a
los mayores peligros de pecar,
Y:
no
t~mes
caer porque fuiste fiel hasta aquí.
Qué ilu–
s10n ! qué confianza tan mal fundada! De muchos com–
bates babia salido victorioso David. Quánt0.s progresos
babia hecho en la virtud!
Sin
embargo, David, aquel hom–
bre , segun el corazon de Dios , cae miserablemente
en los -
mas enormes pecados luego
que
no desconfió
de
su fla–
queza. Pocas tentadones_.se .deben temer
mas
,que la
fal–
sa
confian~a:
basta un solo pecado para perder en un
ins–
tan te todo el mérito de la mas santa vida.
Despue_s, que
hiciéseis todo lo que os hubiere mandado ,
dice Jesu-Chrisco,
decid: somos siervo.r Inútiles. Bienaventurado aquel qúe
si~mpre
está temeroso,
y
que siempre desconfia de _sí
m1s_mo.
_
Mi Dios!
y
quánto tengo que acusarme en este par–
ticular! Mis reca·idas efecto han sido de mi demasiada
confianza ,
ó
por mejor decir ., de mi temeraria presun–
cion. Solo debo confiar , Señor , en vuestra gracia;
y
así
en vos solo coloco toda mi confianza. Vos
sois
mi única
esperanza
y
toda mi fortaleza ;
y
soy la flaqueza misma.
y
por tanto jamas perderé de vista mi nada.
_
JACULATORIAS.
Beátus horno quFsemper est pávidus.
Proverb.
28.
Bienaventurado el hombre que desconfia de sí mismo,
·
y
está siempre lleno de un santo temor.
Ego sum páuper
,
&
dolens
:
salus tua
,
Deus
súscipit
me.
Salm.
68.
Yo por mf ,
Señor,
ieconozco que
no
tengo cosa
buena:
todo soy pobreza
y
miseria : mi confianza
y
mi salud
toda la tengo puesta en vos.
PROPOS·ITOS.
E
S
ta
presuncion una opinion
ó
un concepto demasia–
damente ventajoso que cada uno hace de sí mismo.
La -mayor prueba de que
_!!!!9
se conoce poco, es qsti-
,
- Bb 4
mar·