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NOVIEMBRE. DIA VI.

95

~~.1\~~,,.~~,J.~~«~.c~lQ-~~~~.t~7~~

DIA SEXTO.

San Leonardo solitario,

y

confesor.

S

AN

Leonardo fué francés de orígen,

y

emparentado con

las primeras casas del reyno: en el bautismo le <lió

el nombre ·el grande Clodoveo, y San Remigio le tomó

él

su

cargo. Qué no se debia.esperar de tan santa

educacion~

Correspondio

a

ella Leonardo,

y

aprendió la ciencia de

los San'tos t'.n la escuela de un maestro que la poseía con

excelencia. Era el ánimo

de

su padre que se criase para

cortesano; pero el Señor dió al santo niño muy distin–

tos pensamientos. Detúvose mucho tiempo cerca de San

Remígio, para

que

se le internase mas profundamente la

t intura de ,santidad, estudiando despacio el modelo que te–

nia delante de los ojos. Como San

R

mi$io estaba dotado

de aquella luz superior que alumbra

a

los Santos, cono–

ciendo que Dios te.nía destinado

a

Leonardo para alguna

cosa grande

de

su mayor gloría'

y

servicio, le fué instru–

y endo y habilitando para el ministerio de la predicacion.

Añadiéndose en Leonardo

a

la eloqüencia natural el socorro

del

e

tudio,

a

breve tiempo se puso capaz de predicar. Sus

palabras eran sencillas; pero sus discursos sólidos

y

fuertes.

Con

todo eso, lo

qu~

mas cont r ibuyó

a

los triunfos de su

e loqüencia, fué el desinteres

y

el desasimientq del predi–

cador,

su

humildad

y

su condescendencia. No ha

y

cosa mas

p.ersuasiva que las palabras quando

van

acqmpañadas

·de

los eKemplos. No

se

puede negar que es palabra

de

Dios

la que anuncian

aun

aqu 'llos ministros evangélicos , que no

arregl

n

a

ella

sus

costumb~es

; pero al

fin

el mundo es

de

t al hechura, que quiere ver autorizadas con las obras las

palabras, sin exceptuar hi aún la palabta divina. Veíase en

Leonardo este dichoso conjunto. Volaba

su

fama por to–

das partes; y movido el príncipe de su mérito,

le

con–

vidaba

a

que ·viniese

a

recoger el fruto' prometiéndole los .

mas elevados empleos de palacio; pero nuestro Santo

era

uno de aquellos pocos

hombres

que hacen

quanto

pueden

pa-