DE VOTOS.
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rábia , de crueldad y furor. ¡Quán de temer es,
DiaXXVIII.
Dios
mio, una pasion violenta en una alma que tie-
ne poca religion
!
bien pronto traspasará esta alma
todos los límites. Razon , decencia , interés propio,
honra, hacienda , quietud, salud ; todo se sacrifica
á
una pasion que domína.
Ella
corrompe el mas be-
llo natural, aniquila la mas racional educacion, em-
brutece
el
espíritu m_as eminente , apaga los senti-
mientos mas christianos.
~Se
hubiera creído jamás,
que un Rey pudiese llegar á unas extremidades , co-
mo
las
que acabamos de decir'? Otro Herodes se de-
xa
dominar
d~
la pasion de la impureza. Por mas que
estima, y aún respeta á San Juan Bautista, se hace
traer
la
cabeza de este Santo Profeta, estando
en
un
suntuoso
y
delicioso festín. La ambicion domína
al
Herodes de nuestro Evangelio. Querría, si le fuera
pos·ible , hacer perecer á su Succesor ; sacrifica á su
ambician sus propios hijos, de miedo no le succedan.
Finalmente , el nuevo nacimiento de un nuevo Rey
de los Judíos , que conoce bien debe ser el Mesías
prometido , asusta
é
inquieta su ambicion ;
y
no es-
cuchando sino
á
su pasion, hace pasará cuchillo en
Belén y
en
sus alrededores
á
todos los niños peque-
ños, esperando necírunente, que este nuevo Rey
,.,que
este Mesías Niño
no
pod~á
escaparse
de
esta matan-
za.
¡Qué
insensato
es el
hombre ,"Dios
mio
,
qué ex–
travagante, quando se imagina que puede trastor-
nar vuestros designios, y el orden de. vuestra pro-
videncia! Herodes hace una cruel carnicería en es...
tos Inocentes ,
y
hace de ellos
ot~os
tantos glorio-
sos Mártires , y se escapa de su fu_ror Jesu-Christo,
que es el único
á
quien busca. Herodes viene á ser
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