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DEVOTOS.
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el hospital de los incurables tocó
á
Xavier, el que Dfa
'!JI.
olvidando su calidad y su delicadeza, no huvo ofi-
cio baxo ni desagradable que no exerciese. Uno de
, los enfermos que habia en él, tenia una úlcera que
no se podia ver sin horror ;
y
la hediondéz que des–
pedía de sí era todavía mas insoportable que la vista;
nadie se atrevia
á
llegarse
á
este miserable , y
Xa–
vier inismo sintió mucha repugnancia en servirle.
Pero avergonzandose de su repugnancia natural, se
fue corriendo al enfermo, le abrazó, puso su boca
sobr_e la úlcera que le ,habia hecho estremecer , y le
chupó la podre. Uná viél:oria tan generosa
le
libró
par~
siempre de su delicadeza; tanto irnp_orta ven–
eerse bien una.vez.
H abiendo empleado dos meses en estos exercicios
de caridad , y viendo que era .imposible hacer
el.
viage de Jerusalén, se fue
áRoma, e.n donde
reci–
bió los sagrados
órdenes.Sepreparó para su
prime~
ra Misa con un retíro de quatenta dias, y la dixo en
Vicencia con tal abundancia de lágrimas, que los que
la oyeron no pudieron
conten~r
las 'suyas. Su .vida
austéra
y
laboriosa
alt~ró
su salud tan notablemente,
que cayó enfermo,
y
fue preciso llevarle al Hospital.
El
gozo que tuvo. de verse confundido con los po–
bres, y una vision de San Gerónimo, de quien era
muy
devoto , le consolaron taJ:.lto ; que
no
tar_dó
tnuc}io en
curar.
Habiendo pasado el invierno eq
Bolonia, hizo alli infinitos bienes.
M;is
habieudo sido
aprobada
la
Compañia por el Papa Paulo
III~
el
año
-I
540.
y
erigida
~n
orden
religio.so, fue Xavier llama- ·
do
á
Roma, en donde predicó en·
la
Iglesia
de_
Sa.n
"Lorenzo
in .Ddmaso
con
t~nto
fruto , que. se le .
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