DE VO TOS.
3(
co años de edad enseñó con mucho lucimiento
la
Fi- Día IIL
losofía. Las alabanzas que todo el mundo le daba,
lisotlgeaban demasiado su inclinacion. E n esta alta
reputacion
se
hallaba Xavier en la Universidad de
París, quando San Ignacio fue
á
continuar en ella
sus estudios. El Santo Fundador de la Compañia de
Jesus , ilustrado con luz sobrenatural , descubrió
desde el principio que le trató, los
grande~
desig-
nios que tenia Dios sobre este joven Maestro en Ar-
tes;
y
así se aplicó
á
ganarle, para lo qual comen-
zó
alabando los raros talentos que le había dado la
naturaleza; le buscaba discípulos para hacerle mas
estimado ,
y
mezclando siempre algunas reflexl.ones
christianas con los elógios que le daba, le decia:
Es
verdad que eres hombre de mérito, que eres aplau-
dido;
¿,pero de qué te sirve ganar todo el Universo,
si pierdes tu alm.:i
~
Xavier escuchaba coa gusto
á
su
amigo. Pero el resplandor de una fa lsa gloria le des–
lumbraba demasiado,
y
lisongeaba demasiado .su am..
bicion, para que estas saludables conversaciones hi--
ciesen en su joven corazon toda la imprcsion que de-
bían. Habiendo faltado el dinero
á
Xavier,
le
asis-
tió Ignado liberalmente. Uno de los mayores servi-
cios
que le hizo, fue el preservarle de los errores
de los Luteranos, que los Emisarios del partido pro-
curaban inspirarle; habiendole preservado San
Ig-
nacio del err r, determinó no omitir
.diligencia
al-
guna p:tra ganarle
para D ios. H abiendole encontra-
do un dia mas dócil , le habló con tanta energía de
las grandes verdades de la Religion , que penetrado
Xavier del amor de las cosas celestiales, y de la na-
da de las
grandezas
mundanas , hizo firme propósito
C3
de