DEVOTOS.
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tando
de gozo
por haber sido
encontrado digno
de
Dia XII.
padecer por Jesu-Christo,fue al lugar de su destier-
ro,
y
trabaj6 en las minas hasta la muerte del Tira-
no, que sucedió ácia el año
3
r
3.
Habiendo cesado
la persecucion por la muerte de Maximino , volvió
San E spiridión
á
la Isla de Chipre,
y
gozó de la paz;
que dió
á
la Iglesia el reynado del gran Con tantino.
Como el amor
á
su querida soledad se kabia he·
eho mas vivo
y
mas ardiente despues
<.k
su gl rio–
sa
confesion de la
fe,
volvió
S~n
Espiridión
á
su
primer exercicio de pastór,
y
á
la obscuridad de su
primer redro. Pero no tardó Dios en manifestar con
prodigios
la
eminente santidad de su siervo. Cuenta
Sozoméno, que habiendo entrado una noche en su
cabaña unos ladrones,
se
sintieron detenidos
p
runa
mano invisible ,
y
como presos con cordeles que
no
los dexaban escapar. Habiendo ido por
la
manana
San Espiridi6n , segun costumbre ,
á
apacentar su
ganado, los encontró todavía suspensos
é
inmobles;
y
ellos avergonzados de verse cogidos en esta pos–
tura , le confesaron su mala intencion. El Santo se
compadeci6 de ellos, se puso en oracion,
y
habiendo
conseguido desatarlos , les di6 un carnero , afridien..
do con gracejo, que queria pagarles la pena que
ha..
bian tenido en guardar su ganado durante la
n
che;
al
despedirlos les dixo,
que
hubieran hecho m jor si
le
hubieran
pedido lo que necesitaban ,
que
en
to–
marlo por su mano;
y
despues de haberles hecho
una
reconvencion llena de dulzura
y
caridad sobre
la
vida que traían, los dexó que se fueran en paz.
Nuestro Santo crecía todos los dias en virtud,
y
su virtud
se
hacía
admirar
cada dia
mas; quando
Qz
m1en-