DE VOTOS.
Habiendo sido convocado en su tiempo el primer
Día
XIL
Concilio General de Nicéa, a istió á él nues tro San-
to
Obispo, y aumentó el número de tantos ilustres
Confesores como hacían la mayor parte de este Con-
<;ilio. Una junta de tan sábios y tan santos Prelados
atraxo muchas gentes ; y s,0bre todo muchos Sofistas
y Filósofos Paganos, muy ersados en la Dialécti-
ca; los que pidieroQ les dexasen conferir con los
Obispos , esperando embrollados con sus sutilezas,
y
vengar con esta pretendida viéloria el dafío que
la
r-eligion Chri, tiana habia hecho al Paganísmo. Uno
de los mas osados
y
mas hábiles de estos Filósofos
se presentó,
y
dió desde luego pruebas de su suficien-
·cia. Aunque entre los Obispos se encontraban mu-
chos hombres sábios,
y
exercitados tambien en el ar..
te de la disputa, ninguno pudo llegará convencerle,
y
cerrar la boca
á
este Sofista insolente , el que por
su artificiosa loquacidad y por sus sofismas eludía
as mas fuertes razones ,
y
con tóno
y
ademán de
triunfo parecia insultar
á
los Obispos. No pudiendo
sufrir San Espiridión la arrogancia del Filósofo Pa–
gano , que se burlaba de los defensores de la verdad
con fausto
y
altanería, se levanta de su silla,
y
pide
á
los Prelados· de la Asambléa, que le den per–
miso para hablar. Por mas alta que fuese la idea que
se tenia de
su piedad , corno no era tenido por sá–
bio , hizo reir á muchos su peticion; los mas sábios
llegaron
á
avergonzarse , pareciendoles que la sim–
plicidad del buen viejo habia de dar
á
los enemigos
de la religion alguna ventaja sobre los Christianos;
sin embargo, el respeto que se
teni~
á
su edad
y
á
su
¡antidad, hizo qiae
. nadi~ ·se
atreviera
á
embarazar-
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