DEVOTOS.
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lenCias que sufrir, tantos respetos que guardar, tan- Día
X.
tas pesadumbres que disimular, tantas ficciones que
tragar , tantas adulaciones, tantas baxezas
que
hacer,
como en el
mundo~
¿,
quándo el que no está anima-
do sino de su espíritu ; no se ha sujetado á todas sus
leyes, no se ha hecho esclavo de sus
máximas~
¡y
es-
te
tirano encuentra quien le sirva,
y
este amo bárba-
ro
y
duro tiene quien le siga!
¡y
al paso que el yugo
del
Senor ¡larece amargo
y
demaiiado pesado , no
falta quien se sujete con tanto trabajo
y
tan
á
su
cos..
ta
á
todas las leyes tiránicas del mundo!
PUNTO SEGUNDO.
C
o nsidera como no hay parte alguna en el
mun–
do, en que pueda encontrarse aquella libertad
que se lisongean gozar los mundanos apartandose de
Dios. No se encuentra en la Corte ni en casa
de
los Grandes; en ninguna
p~rte
se está con mas vio–
lencia, con mas apremio, con mayor estrechéz, mas
en esclavitud. No está tampoco en
los
empleos
y
cargos
mas
vistosos; no hay cosa que dé mas suje–
cion;
el que los ocupa es responsable de sus accio–
nes á todo el mundo; no es suyo, es del público;
el
qual pretende que le debe hasta su tiempo y sus
vi–
g ilias. Esta libertad no
está en
la vida particular;
¡qué tropel
de
negocios, todos los mas fatigosos!
~qué
esclavitud no impone una familia, el cuidado
de la casa! El mundo es una asambléa de esclavos,
que no se consuelan de su esclavitud , sino por
la
general idad de la condicion 'y por el largo hábito
que
han hecho del servicio.
Hijos
del
siglo, ¡qué
lás·