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DE VOTO S.
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·ría
haya
sido como la nuestra. Nosotros somos con- Dia VIII.
cebidos todos en pecado; pero en la Conc;epcion de
María lo mismo fue formarse su cuerpo
y
criarse su
alma, que ser ella santificada;
y
en este mismo ins-
tante , añade , por haberse encontrado del todo
pu~
ra, del todo santa.' , del todo hermosa
á
los ·ojos de
Dios, los Angeles en
el
Cielo celebraron, por
decir~
lo así , la Fiesta de su Concepcion. .
·
Queriendo Dios escoger una Madre que fuese
digna de sí ' para distinguirla no se propuso ni las
Yentajas del nacimiento, ni los bienes de fortuna ,-
rri
lo elevado de la condicion , ni el resplandor del po.;,
der mundano , ni todo aquello que las qualidades
naturales tiene11 de mas brillante ; sino solo la gra...
cia santificante , dada desde el primer momento de su
Concepcion. Habiendo el Verbo Eterno resuelto
ha~
cerse hombre , siendo árbitro de elegir una Madre
que estuviese sobre el Trono,
y
de hacerla Sobera- ·
na de todos .los reynos del mundo , en nada menos
pie'nsa que en es@. Si la hace nacer de una sangre
ilustre que babia juntado el Sacerdocio
y
el Reyno,
no es tanto en vista de la nobleza , quanto por re–
compensar-la fe de Abrahán, de Isaac, de Jacob,
y
la santidad de David; porque si hubiera buscado
el
esplendor del nacimiento '
~hubiera
escogido una
nobleza confundida con la plebe ,
reducid~
á
la
condicion de Artesano ·, pobre, obscura, sin nom–
bre, sin cargos
y
sin
empleos~
No· piensa el Se–
ñor en todas estas ventajas que tienen tanto at.rac–
tivo para nosotros. Estos bienes naturales serian
co~
munes
á
María con todas las gentes deJ mundo ;
y
la
Madre de un Dios merece una distincion, un pti-
1'
vi-