3 22
VIDA
DE LA
.
~ino
se
hiz<\~arne e~
el
~ientre
virginal de María, baxó
a ella cornol, n1a lluvia milagrosa sobre el vellon:
S icut
pluvia in vellus
descendisti(a)~Quien
no vé,dice elBea–
to Pedro Damiano, que el Arca del Testamento, he–
cha de una madera incorruptible,
y
que inspiraba tanto
respeto
y
veneracion
a
los Sacerdotes,
a
los pueblos,
y '
a
los Reyes, era una figura demasiado sensible de
la
Ma~.
dre de Dios; la qual puede llamarse con muy justa ra–
zon
el
Arca del nuevo Testamento , como la llama la
Iglesia en la letanía de esta Señora:
Fr:ederis Arca.
En
este mismo sentido exclama el Profeta al Salmo
31.Sur–
ge, Domine, in requiem tuam, tu,
&
Arca santi/icatio–
nis t u
ce: Levantaos,Señor,
y
entrad en fin en
la
morada
de-vuestra gloria,
V
os , y el Arca en que habeis comen–
zado Ja nueva alianza, y
la
grande obra de nuestra
re~
dencion, El trono de Salomón de oro purísimo, y de un
marfi l re .plandeciente, dice el mismo Padre, no es me–
nos figura de María Santísima. En el seno de la Santísi–
ma ;virgen , mas precioso q-ue el oro mas puro ,
y
mas
puro que el mas blancó marfil, se sentó el verdadero Sa–
lomón como en su trono , quando el Verbo Divino se ·
hico carne.
A
penas hay figura en el antiguo Testamento que no
sea una pintura aicgórica de
la
Santisíma Virgen. Se
llama el Arbol de la vida, que lleva el verdadero fruto
de·la salud: la fuente de agua clara, que nace de:: la tier–
ra para regar toda su superficie: el Arco Irís , señal
cierta de nuestra paz,
y
de nuestra reconciliacion· con
Dios: la Escala misteriosa que vió Jacob, por la qu·a1 se
~ube
hasta el Cielo. Llámase tambien el Tabernáculo,
la
Casa, el Templo de Dios; el Candelero de oro
m~ci-
zo,
(a)
B. Petrus Dam. Serm. áe Nativ.