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V
IDA DE CI-IRISTO
en su defensa.
Atónito
de esto el Gobernador, le di–
xo: ¿,Com /no respondes
a
lo
que te pregunto '?
¿,No
oyes
lo
que dicen esos contra tí '? Viendo Pilatos que
Jesus nada decía, no dudó que hubiese algun misterio
en
aquel silencio.
¿,Es
verdad , le dixo , que erés tú
Rey de los Judíos '? Dixole entonces Jesus con . su
mansedumbre
y
modestia acostumbradas: ¿,Esto lo di–
ces tú de tu motivo ' y
a
fin
de conocer la verdad'
o
e~porque
los Judíos te han hecho creer que Yo pre–
tendo usurpar el Reyno de Judéa '? ¿,Acaso sóy yo
Judío, replic' Pilatos, para saber quien es ese Rey
de
los Judíos y ese Mesías '? Los de tu
N
acion
te han
entregado a mí ; ¿,Qué has hecho'? ¿,Qué motivo
~es
has dado, para que crean que aspiras al Cetro'? En–
tonces
J
esus le dixo
in rebozo : Mi Reyno no es de
este mundo ; no baxé del Cielo para hacerme Rey de
la tierra , para exercer acá baxo un poder
temporal,
ni para establecer un Imperio semejante al del Principe
a
quien tú sirves; esto es, no baxé para imponer tribu–
tos, levantar gente de guerra , fortificar plazas ;
y
dar
gobiernos.
(a)
Si
mi
Reyno fuera de
e
ta naturaleza,
mi s
soldados
y
mis Oficiales me vendrían
a
defender,
y
h ubieran sabido muy bien librarme de las manos de
los que quieren perderme; pero , como te he dicho,
mi Reyno no es de acá baxo. ¿,Luego eres Rey , re–
p licó Pilatos'?
Sí
lo soy , com
tú lo dices, respon–
dió
Jesus ; pero es en el sentido que te he dicho : he
nacido , y he venido al mundo para dar testimonio
de la verdad; y qualquiera que está de parte de-
la
verdad , oye mi voz.
Oídas estas respuestas de Christo
tan
concertadas
con
(a)
J-oan
18.