DEVO.TOS.
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Cielo
el
mantél, desapareció. Vuelto S:rn
Pedro
DE
PAsQu
A .
de su éx tasis , y no sabiendo aún lo que queria
decir
la vi sion , llegaron los enviados de Corne-
lio. E ntonces el Espíritu Santo le dixo interior-
ment e : Baxa; ahí hay tres hombres que te bus-
can ; aunque son extrangeros, ve con ellos sin pa-
rarte
á
deliberar, porque yo los he enviado ;
y
nada temas. Habiendo sabido por ellos lo que le
babia sucedido
á
Cornelio , comprehendió fácil-
mente lo que significaba la vision que habia teni-
do;
y
á
la mañana siguiente partieron todos pa-
ra Cesaréa. Cornelio, que los aguardaba , había
juntado en su casa
á
sus parientes y amigos , que-
riendo por un zelo ya christiano que p:i.rticipasen
de la gracia que el Señor le quería hacer
á
él.
Al
entrar Pedro , le salió al encuentro Cornelio ,
y
postr:rndose
á
sus pies , dice la Escritura que le
2doró:
Et
próciciens
ad pedes
dus,
adoravit.
La pa-
labra
adorar
no está puesta aqui, como tampo-
co en otros pasages de la Escritura , sino para
. significar la postura humilde del Centurion , y su
profundo respeto
á
San Pecjro. La gente que se
habia juntado era bast:rntet.,
y
despues de los cum..
plimientos ordinarios, les dixo
el
Apóstol: Bien
sabeis todos que es una cosa abominable para un
J
ud Ío
juntarse con un exrrangero , y tener tra–
to y comercio con él ; pero Dios me ha hecho ver
en una vision , que ningun hombre debe reputar–
se por profano
y
extrangero para el Cielo. Por
este motivo, al punto que me habeis llamado, he
venido, sin dudar ; decidme, por vida vuestra,
¿
qué motivo habeis tenido
p~ra
hacerme venir?
Qua-