DEVOTOS•
•
un
suavísimo
o!or ; el
'Señor las
ha
aceptado ,
y
DE
p
A
~QUA.
te las quiere recompensar liberalmente. Sin duda
que el Angel no hubiera hablado así
á
un -hombre
;
todavía pagano
é
idólatra. Despues de haber leí-
do Cornelio .los libros Sagrados que los Judíos Je
pudieron
prestar
fácilmente , se babia hecho fiel,
y
creía parte de lo que conteniañ '; como pot'
exemplo , que Dios era uno; que babia de ve-
nir un Mesías ; que este Mesías sería el Salvador
de los hombres;
y
que baria el oficio de media-
dor entre Dios
y
ellos ; pero nada sabía mas. No
tenia aún ningun conocimiento distinto -de
J
esu–
Christo Redentor del mundo,
y
necesitaba de
un Maestro que _le instruyese sobre un punto de
fe
tan
necesario
para la salv:acion. Bien hubiera
podido el Angel hacerle este importante servicio;
pero el Señor, que acostumbraba enseñar
á
los
hombres por medio de lqs mismos hombres, hi-
zo le dixera el Angel
que
enviára aJ instante
á
Jopé
á
suplicar
á
cierto Simon , que tenia por
sobrenombre Pedro, que viniese
á.
su casa; que
á
dicho
Pedro
le encontra!Jan en
casa
de un Si-
mon , - qirtidor de
profesfón ,
cuya <::asa estaba
junto al mar ;
qae
de
,éJ
aprendería
lo,
-qne debia
hacer. H.abiendo desaparecido el Angel, no dilató
Corn~lio
un
·momento
executar las ó:rdenes que
babia
recibido
del Cielo.
Llama
al mismo instánte
á
dos de sus criados ,
y
á
un Soldado temeroso de
Dios ;
y
despues de haberles contado lo que Je
acababa de suceder, los envia
á
Jopé. Al mismo
tiempo advirtió Dios
á
San Pedro Jo que de ..
bia hflcer , por aquella marav;J,losa vision ,
CjUe
fue