DEVOTOS.
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idos
se ~Uamaba
Cleofas ; ·no se sabe el nombre del
DE
P
ASQuA.
otro.
En
el
camiJ.Joiban hablando de lo que aca-
baba 'ele su
ceder con · su. buen Maeswo. ºNo po-
dian dudar
que
fuese enviado de Dios, habien-
do sido ellos n:1Ísmos testigos de
la
santidad de
su vida ,
y
qe sus milagros; pero la ignominia de
s.u
~uerte
era para
~llos
un misterio que
no
com–
prehendian;
y
a~í
no tiabán. fe
á
lo
.qu_e se
de-
ci~
de su
Resureccion , tratando de sueños y
de
.vanas . imaginaciones
las apariciónes. que se
ha–
bian publicado. Estando hablando entre sí de un
asunto tan·triste , rvieron venir
detr.ás.· de sí á
un
hombre -que bien presto se le
s juntó;
est~ er~
el
mismo Jesus ; pero no le ·conocieron , porque
tenian los qjos como vendado.r,
dice el Evange–
lio ; es . decir, que el Salvador impedia el que su
cuerpo -hiciese en los ojos
de
los dos Discípulos
la impresion
qu~
debia hacer naturalmente ; ó ya
fuese que Jesu-Christo pareciese efoéli.vamente en
otra
figura ,
ó
ya fuese que toda la mutacion es–
tuviese de parte_de los ojos de los dos c·aminantes.
Despues
·de
haberse saludado
á
estilo del país,
le~
·preguntó Jesy-Christo,
¿q~
era la materia de su
conyersa.cion,
y
quál eJ motivo de la tristeza
que
plOStraban en su rostro?
¿Qué,
respondió Cleó–
•fas, eres tú el
~nico·
exrrangero entre todos los
que
se.
han !fallado en
J
erus¡ilén en la fiesta de
Pasqua,
~que
no sabes lo que ha . pasado en ella
estos dias
~
(Qué
cosa tan extraordinaria
ha pa–
sado.• replicó el Salvador
?
Me adm,iro, dixo Cleó–
fas , que no lo sepas ;
no
sé
cómo ignoras lo que
le ha sucedido
·á
J
esus de
~azaré~
,
á
aquel
gran~
. D
'
de
\