D~ EVOTOS.
'
los"dos 'I>is ,Íp.ulos..
·San
.G-eron'imó dice;
que
el
DE P .MQUA.
Salvador consagró la casa de Cleófas en Iglesia, ce-
lebn~ndo
en ella la divina Eucaris.tla en la fraccion
del pan:
In .fr a&
iÓ11e
pat1i
s cógnitus.Dóminu
s,
Cteó-
p
hrE domum in Ecctésiám dedicávit.
A
este tiempo
se abrieron sus ojos ; es decir ,
que
conocieron er:i-
tonces en el ayre , en las .facciones del rostro , en
la.
voz, que el que les hablaba era verdaderamente
el
mismo
J
esu-Christo; pero
el
Señor
desapare~ió
al
pupto.
d,e deiante de sus ojos, haciendosé invisible
en
un
instante.
Si
el
gozo de los Discípulos babia
sido sensible,
no
fue menos vivo su dolor
y
su pesar.
Se
echaban en cara
su
.ceguedad.uno
á
otro, y se
de.cian; <Es posible que háyamos.conversado tanto
tiempo con él,
y
que no le háyamos conocido?
¿
Las
luces con que alumbraba nuestro espíritu, al expli-
carnos el verdadero sentido
de
la Escritura ,
y
aquel
fuego extraordinario qt!le abrasaba nuestro corazon
al tiempo que nos hablaba, no nc¡s decian clara-
mente que era
él? El
deseo
y
el ansia de decir
á
süs
hermanos lo que les acababa de suceder, les
~izo
nl
punto salir
de
Emaús, y volverse
á
Jerusalén.
Ha-
llaron
á
los Apóstoles
y..
á
l~iscípulos .juntos;
los;
que les dixeron luego que
los
viernn ,
que
el Señor
babia resucitado, y que se babia aparecido·
á
Pedro¡
ellos por su parte se pusieron
á
contar lo que les
ha·
bia pasado en su viage ,
y
como
habían
conoc:ido
á
su
divino Maestro
en
la fraccion del pan ,
e$
decir,
al darles la
Eu~aristía.
Este divino Sacramento es
siempre un manantial de luces para quien le recibe
dignamente.
La