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EXERCJCIOS
LKOéTAVA
curso
de geñtes que acuden
á
adorarle~
¡Qué sote..
·
dad, buen
Dios,
casi todo el dia en vuestro Pala·
do!
Y si se acude
á
él en
ciertos
dias ,
¡
qué falta de
respeto , qué irreverencia!
Se
está sin atencion, si11
modestia, sin devocion;
y
de muchos podia decir·
se,
sin r.eligion. Esos ayres· mundanos, esas postu-–
ras acomodadas ,
y
por lo comun indecentes; esu
conversaciones profanas y alguna.s veces escanda–
losas , denotan una gran
fe ,
un grande amor?
Al
ver en nuestras Iglesias á esos jóvenes ·libertínos,
á
esas mugeres mundanas ,
<
se <liria que creen
que
Jesu-Christo está realmente presente sobre
nue¡–
trós altares? ¿Se <liria que vienen
al
Templo
á
orar.
á
implorar
la
misericordia de Dios? ¿No se <liria
mas bien, que no se presentan con tanto escándalo,
sino para insultar
á
su Dios
?
(Por poca
fe
que se
tenga, · se puede ver sin gemir con qué irreligion
se presentan muchos
y
muclías en nuestros
T
em–
plos? ¿Es acaso para dar un culto respetuoso al
Dios que está sobre nuestros altares
?
¿
J
esu-Chri sto
pasa en
el
espíritu de tantos libertínos por su
Re–
dentor, por el soberano Señor del Universo, por su
soberano Juez?
(No~
<liria que no
le miran
sobre
nuestros altares' sino como
á
un fantasma de di–
vinidad, ·como-
á
un
Rey
de burl;:is? ¡
J
esu-Christo
&obre nueshos
altar.esrodeado muchas veces
de
una gavilla de jóvenes indevotos
y de
mugeres
po–
co christianas, como en otro tiempo lo estuvo
de
una
tropa insolente de Judíos
que le
c~rgaron
de
injurias
y
de salivas! ¿Sufre el dia de
hoy
menos
oprobios? ¿Es menester esperar el fin de los si–
glos para
ver en el
lugar santo_
l~
abomipadon de
la
....