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DE V .O TO'$.
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la
desolaci9n _~
Porque, ·
¿qué
otro t1ol\lbre se
pue- DEL.CoR.P.
de dar
á
las irreverencias que en él se cometen?
<
qt::té padre ·sería tan poco
zelo~o
de su
~utoridad,
<jUe sufriese que un .hijo suyo estuviese en su pte-
sencia con tan poco respeto como le ve
á
sangr,e
fria estar. en la presencia de Jesu-Christo?
¿
Qu~
amo sufriria de un criado lo que
J
esu-Christo sufre
'de la mayor parte de los Fieles?
Se
hace callará un
niño quando grita
ó
llora en la casa
de
un hombre
' .honrado
á·
quien se visita ; y el dia de ·hoy se le
1
s
acdstumbra , por decirlo así, por una indulgencia
criminal
á
ser inmodestos en las
Igle ~ias
desde sus
primeros años, desde que saben aridar. ¡Cosa ex–
traña
!
La presencia de un Idolo les inspiraba
á
los
· pagarlos un respeto
y
una
circunsp~ccion
que llega–
gaba h3sta la supersticion.
La
menor postu,ra poco
decente ,
tma
palabra dicha por ligereza , una risa
escapada por inadvertencia, era un delito irremisi–
ble ; no les era permitido ni aún el sentarse ; todo
,movia
á
respeto.¿ Es menester, buen Dios, que los
paganos nos den lecciones en punto de Religion,
y
que su supersticiosa
mod~racion
les enseñe
á
los
Fie~
les lo que deben haber ? ¿se¡uede llevar mas lexos
l;i
ingratitud
á
un tan grande beneficio?
¿Si
no se
viera , se cr.eeria que un Christi.anq era.capáz de se-
mejante ingratitud?
,
· Gimo y lloro , Señor ; y es tanto mas viyo mi
dolor, guamo me c
onozcodemasiado culpado
de
esta impiedad; pero
con.laayuda de vuestra gracia
espéro que el resto de mis días reparará mi conduc–
ta pasada,
y
que mi reconocimiento, mi amor,·
y
mi
respeto serán
una
pru·eba_visible
de
i;ni
fe.
JA-