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EXERCICIOS
DIA
III.
At1éndite póp11le metu legem meam; inclináte
a11rem 'Vestram in
'Verba
oris mei
:
Pueblo mio,
oye los documel'ltos que voy
á
darte ; está atento
á
mis palabras. Se ve bastan te la relacion y seme–
janza
qQe
hay entre este primer versículo del
Sal–
mo
77
,
y la fiesta de este dia; y entre todo este
lntróito con el presente misterio. Un9 de los prime–
ros efeél:os de la Venida del Espíritu Santo es la
publicacion de la nueva Ley; así como el fruto
es
la
observancia de esta nueva Ley. La
Ley
es santa;
y
para hacerse uno santo, es preciso observarla.
E ste Salmo es como un compendio de la historia
de
Jos Judíos desde Moysés hasta David.
En
él hace
el Profeta un col!tínuo paralélo
ó
contraposicion
de
Ja bondad de Dios para-
con
su pueblo ,
y
<\e la in–
grnritud
del
pueblo
para con
Dios. Entre las mu–
chas
cosas que enderra el sentido literal de este Sal–
mo , el Reyno
'<le
J
esu-Christo está figurado
baxo
el de David ;
y
la Tribu de
J
udá preferida
á
la de
Efraín, nos representa el fin del antiguo Testamen–
to
y
el principio
de
la nueva alianza.
La Epístola
de la
Misa
de
este dia cuen
1
ta
el
via–
~e
que
S.
Pedro
y
S.
lJ
uan, enviados
por
los o_tros
Apóstoles , hicieron
á
Samária para dar el Espíritu
Santo á los que habian recibido la palabra
de
Dios,
y
se habian convertido
á
la
Fe
de
Jesu-Christo por
la predicacion de San Felipe el Diácono.
·
Despues de la muerte d_e San E'steban, el prime–
ro
de
los Mártires , se levantó una furiosa persecu–
ciofi contra los Apóstoles
y
Discípulos de Jesu–
Christo ,
y
contra toda la Iglesia. Permitió
Dios
esta primera tempestad para
llevar la luz de la Fe
~
a