DEVOTOS.
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á
los pueblos vecinos , pues hasta entonces no se
babia predicado aún
á
Jesu-Christo sino en Jerusa–
lén ;
y
toda la Iglesia habia, estado encerrada en
el lugar de su nacimiento. Creyóse , pues , que era
preciso dexar pasar el primer fuego de la persecu–
cion ;
y
la divina Providencia, que disponía t,odas
la cosas para gloria de Dios , inspiró
á
los Apósto–
les, que se quedasen solos en Jerusalén ,
y
envia–
sen
á
los Discípulos á la Judéa,
y
á
Samária. Esta
fue la primera mision que se hizo fuera de la Capi–
tal,
y
bien presto se supo la abundante mies que
se recogia de esta primera sementera del Evangelio.
Felipe, uno de los siete Diáconos, habiendo ba–
xado
á
Samária, empezó
á
predi
car á.Jesu-Christo
crucificado , con tan felíz suceso,
que.elpueblo, no
menos embelesado con sus razo
nes , que sorpren·
dido de sus milagros , le seguia en tropas ,
y
le
oía con gusto. Libró
á
muchos endemoniados ;
y
los demonios viendose forzados
á
salir de los cuer..
pos , testificaban con gritos espantosos la virtud
divina de aquel en cuyo nombre eran arrojados ,
y
mostraban su propia flaqueza
y
su ningun poder.
Veíanse en toda
la
Ciudad , Uchos paralícicos cu–
.rados, muchos coxos
~aminar
sin necesitar de ayu–
da ,
y
muchos ciegos recobrar
milagrosament~
la
vista. Iban
á
porfia sobre quien bendeciria mas al
Señor ,
y
quien daria mas grandes pruebas
y
se–
ñales de una alegría extraordinaria. Hasta los mas
malos se sentian como forzados
á
tomar parte en el
público regocijo. De este número fue un célebre
Mágico , llamado Simón , insigne embustero ; el
qual habiendo vivido mucho tiempo en Samária,
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ha·
I>E °PENTE–
CÓSTES.