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EXERCIClOS
D1A
III.
Habiendo el Salvador dadó vistá al ciego
de
nacimiento , acababa de demosttar
á
los Escribas
y
F
ariséos que ninguno era mas ciego que ellos,
y
que su ceguedad era tanto mas triste, quanto era
mas criminal, pues era voluntaria. Esta ceguedad
voluntaria ' les decia' es la que os impide el que
me reconozcais por el Mesfas; por mas que mis pa..
labras, mis obras;-
·mi
do&rina, mis milagros os
estén diciendo
á
grih>s.
que
lo soy. Pero no hay
peor ciegó que
1
áquel que se halla bien con su ·ce'"'
guedad.
Así
vérificais
cada
aia
mas lo que me habeis
oído decir, que he venido á hacer patentes los de..
signios ·de la providencia
~n
el discernimiento de los
buenos y de los
tnalds,
de
los ·fieles y de'.los incré ...
dulos , que debia !iacersb quand<;} viniera el
Me–
sías, para que los que son ciegos vean ,
·y
los que
ven se hagan ciegos;' quiere decir
que
los
Gentiles~
que han estado siempre
en
las tinteblás, abrirán los
ojos,
y
recibirán la luz que los alu.mbrará , mientras
que los Judíos que están en la luz , cerrando los
.ojos
al
Astro que los alumbra , caerán en las tinieblas,
y
no verán la
clarid~d
del día.
<Qué
sirve tener la
luz de las santas Escrituras, si no se quiere hacer
la
aplicacion de lo que contienen , si se rehusa
el
entenderlas? Vosotros
os
teneis por hábiles ;
¿
pero
de
qué
os sirve
vuestra pretendida habilidad,
y
qué os servirán tampoco todas
~uestras
luces
?
Solo
de haceros menos excusables
y
mas culpables. Por
mas
que se esté en el redíl, de nada sirve esto , sí
no se
ha
entrado por la puerta ; ·qualquiera que en–
tra por otra parte ,
ó
que fuerza la entrada , es un
ladron disfrazado,
ó
un )adron declarado
y
mani·
·
fie~