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E.XERCICIOS
DrA III. tan al rededór
de
él; él las acaricia, las míra con
afabilidad;
y
quando es tiempo las lleva á pacer..
Las llama por su nombre , las hace salir poco
á
po–
co, para que el tropél ó la priesa no las lastÍU!e.
Va
delante de ellas ,
y
camina lentamente, porque
ellas no se cansen,
ó
se sufoquen ; si alguna se ex-–
travía algun tanto del
reb~ño
, la vuelve
á
él,
y
to–
das
le
siguen , porque cot}bcen
su
voz :
Quia sciunt
vocem
qus.
El verdadeto pastór hace oír su voz
á
las-ovejas; es decir
en~\
sentido
moral, las
instr11·
ye
en público
y
en secreto, las saca de sus dudas.
fas consuela en sus penas , las guia con seguridad;
y
con sus cuidados
y
su vigilancia estorba el
que
las
devóren los lobos.
El
verdadero Pastór llama á
sus ovejas por sus nombres ; esto es , las conoce
to•.
das , las hace presentes sus males , sus flaquezas,
sus necesidades,
y
las provee
de
socorro.
El
verda–
dero pastór marcha
á
la cabeza del rebaño ; es de–
cir , le da exemplo,
y
le hace ver en sus costum–
bres la práél:ica de
las
verdades que predica.
El
Sal..
vador hace aqui el retrato de todos los verdaderos
y
santos Pastores, haciendo el suyo propio
para
modélo
de
los demás.
Atienitm
autem mm sequúmur, sedfúgiunt aii
eo
,
quia non novérzmt 1Jocem atienorum
:
Pero
si
un
extraño, prosigue el Salvador, se
pre~enta
para
con~
<lucirla& ,,lexos de seguirle, huyen
de él,
porque
no
estando acostumbradas
á
la voz de
los
extraños.
los
temen
y
desconfian de ellos. Un pastór
q~e
se
apartára demasiado de
su
rebaño,
ó
que descargá-
;
ra sobre otro el cuidado que él debia tener , sería
mirado
como
un
pastór extraño. ¿Las ovejas , poco
acoi...