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EXERCICIOS
DrA
II. todo nueva. Nicodémus tomó desde luego estas
p'a–
labras en
un
sentido grosero
y
material. Pero
ex•
plicándole
el
Salvador el verdadero sentido
de
ellas,
le enseñó que esta regeneracion era espiricual ,
y
que se obraba en el bautismo por la infusion del
Espíritu Sant
o, que hace al hombre espiritual
de
carnal que era
P.ºrsu primer nacimientd. Que no
hay
cosa que
d~baparecer imposible en esta reno–
vacion espiritual, comunicándola el Espíritu San–
to
á
quien 1e place ;
y
aunque esto se hace de
un
modo invisible , sin que se sepa por qué camino
entra en en corazon este Divino Espíritu, no obs–
tante sabe
muy
bien darse
á
conocer
y
hacerse
sentir. Así se hace esta regeneracion espiritual, por
la
qual el hombre carnal se muda en
un
hombre es–
piritual,
y
en
cierto moqo ·Se ·convierte
en
otro
hombre. , Como 'Nicodéinus
no
~omprehendia ,
aún
bien todo esto , el Salvador
~e
da
á
encender que es
cosa vergonzosa el que
mi
Do&or de la
Ley
igno–
re unas cosas , que están tan claramenre designá–
das en la Escritura. Despues de todo, añade el Sal- ·
vador, vosotros los Fariséos sois inexcusables en
l
no deferir siquiera
á
mi
testimonio, pues nada
os
digo de que no esté perfeél:amente informado.
Pe–
ro
no es de admirar que no querais creerme quan–
do háblo el
lenguag~
del Cielo , pues no quereis
creerme tampoco en las cosas mas palpables
y
m?S
fáciles de comprehender. Continúa Jesu-Christo en
hablar con Nicodémus
de
su divinidad, de su
En–
carnacion,
y
la
necesidad de su
1
muerte para salvar
á
los hombres, que es lo que hace el asunto del
Evangelio
de la
Misa del dia.
Sic Deru ditéxit
mun·