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EXER CICIOS
D
r
A
U. geros,
y
que
esta suerte de comunicacion les estaba
absolutamente prohibida; pero añadió, Dios me
ha
dado á conocer que al presente no hay
puebl~
qJguno sobre
la
tierra que deba reputarse por in–
mundo; esto es lo que me ha determinado
á
venir
acá, luego que he sabido que lo deseabas , y que
el Señor lo queria. ¿Pero dime , dixo
á
Cornelio,
qué
servicio puedo hacerte ,
y
para qué
fin
me
has
tlamado?
A
este tiempo tomando Cornelio
la pa–
labra, le contó sencillamente lo que le había
su–
cedido ; como el Angel del Señor se le habia
apa-·
reciclo , el orden que le habia dado de pa rte de
Diqs ,
d~
enviarle
á
llamar
á
Jope en casa de
ua·
Curtidor llamado Simón , para aprender de él el ca–
mino del Cielo. En esta inteligencia, aquí nos ves
juntos , le dixo,
y
prontos
á
escucharte, para apren–
der
de
tu
boca todo lo que el Señor te ha manda..
do que nos digas. San Pedro absorto de una cort–
duéh
tan admirable de la providencia sobre un ex:–
trangero
y
gentil; exclamó lleno de gozo
y
de ad–
miracion: Hasta aqui Dios no .se babia mostrad<t
li beral sino con los Judíos; y todos sus favores pa–
recían no ser sino pará ellos ; pero ahora estoy con–
v,en_cido , que el que le teme
y
hace obras de justi–
cia,
le
es agradable, de qualquiera Nacion que sea.;
Despues habiendoles hecho
el
Sarito Apóstol una
descripcion breve,
pero
bastante individual de la
vida
d~
Jesu-Christo, de su predicacion y de sus.
milagros ; y habiendoles probado invenciblemente
que Jesu-Christo era el :Mesías esperado tanto
tiem~
po babia, \'ierdadero Hijo de Dios y Salvador
del
mundo, les ·contó p_or
qué maligna envidia habían
..
cons-