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DEVOTOS.
para
registrar
y
ver mejor el sepulcro, ve
dos
Angeles
DE
PAsQu
A .
vestidos de blanco, sentados en
el
sitio donde habian
puesto el Cuerpo de
J
esus;
el uno
á
la cabeza ,
y
e l
otro
á
los pies. La vista de los Angeles no la resarce
de
la pérdida que cree haber tenido del
que
busca.
Muger, la dicen,¿ por
qué
lloras? Porque me han lle-
vado, les dice,
á
mi Señor,
y
no sé dónde le han pues.
to.
S.
Chrisóstomo cree
que
Magdalena notó
á
lasa-
zón
en los Angeles una ·improvisa
y
pronta venera-
cion, como si adorasen
á
alguno. V olvióse para ver
<lué era aquello,
y
vió
á
Jesus que estaba alli; pero no
pensó
que
fuese el Señor. Muger, la dixo el Salvador,
<por
qué
lloras?¿
á
quién buscas?
Mulier,
quid
pia-
ras? quem quceris?
No
lo ignoraba
el
Señor-; pero gus-
ta mucho que se le franquee el corazon, dicen
los
Pa-
dres ,
y
que se le diga
que
se
le
ama ; quiere que
se
multipliquen
y
se renueven las pruebas
y
testimonio
de nuestro amor. Magdalena creyó ·desde luego que
era el hombre que cuidaba del huerto,
y
así le
dixo~
Señor,
si
tú
te
le has llevado, dime donde le has
puesto ,
y
yo
le cogeré
y
me le
llevaré.
Quando uno
está vivamente sentido
y
penetrado de dolor de algu-
na cosa, se imagina que
todo~
saben el motivo que le
hace llorar. La impaciencia, el amor ,
y
la perseve-
rancia de Magdalena le robaron el corazon al Salva-
dor
de modo, que
no
se atrevió
á
diferir mas tiempo
el manifestarse
á
una amante tan fina. Díxola: María;
á
esca
sola palabra reconoce Magdalena al Salvador;
y
transportada
del mas vivo gozo de que es c3páz
el
corazon,
exclama: ¡Ah
divino M:.iestro mio!
y
pos-
trandose
á
sus
pies ,
los
apri~ta
fuer temente
con sus
brazos. Díxola entonces J esus:
~me
toques:
No-
.B
4
ti