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EXERCICEOS
LAs RoGA-
hombres
de
bien,
ú
diez
justos, por ·mas irrita-da
CJONES.
que está mi justicia , aunque son tan horribles las
maldades de sus habitadores, no la destruiré :
non
detébo
:
la perdonaré en atencion
á
estas almas ino–
centes. ¿Quántas veces desarmó Moysés el enojo
de
Dios , pronto á descargar sobre su pueblo
?
El
mis–
mo Dios dice que perdonará aquel pueblo ingrato
y
rebelde
á
sus ó¡denes, en atencion
á
Abrahán, Isaac,
y
J
acob , sus fieles siervos. ¿ De quántas desdichai
no preservan aún todos los
di.aslas oraciones de los
buenos, á las Ciudades manchadas con los enormes
delitos que cometen tantos impíos
y
tantos pecado–
res? Diez justos bast:in, por decirlo así , para dete–
ner el enojo de Dios. ¿Qué no debe el público
á
las
fervorosas oraciones de tantos santos Religiosos,
cuya inocencia se alimenta de los rigores de la mas
austéra penitencia,
y
que hacen revivir en el claus–
tro enmedio de las mas populosas Ciudades aquellos
milagr03 de santidad, que no se veían en otro
ti~m
po sino en los
desiertos?~
Qué no debe el público
á
las santas oraciones de tantas Religiosas, Esposas
de
J
esu Christo , que encerradas en el estrecho re–
cinto de
un
Monasrer~,
casi no conversa n sino con
Dios; pasan sus di::is en sus dulces exercicios de la
santidad
y
de la justicia;
y
haciendo sobre la
tierra
el oficio de las celestiales Inteligencias , desarman
con sus votos
y
sus oraciones la indignacion del Se..
ñor,
y
atraben mil bendiciones sobre los grandes
y
sobre
el pueblo
?
En
fin ,
¿
qué no debe el
pú.blico
á
esas
pers~>nas
devoras ,
á
esas almas escogidas , cu..
ya
vida inocente enmedio de un mundo corrompi–
do es el en.canto del Cielo,
y
atrahe sus ma dulces
,
in..