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DEVOTOS.
ligion
que
la
infalibilidad de-la
oracion.
¿De dónde
LAs
Rog.A–
l'rene,
pu'es, que todos los dias se muestre Dios tan
CIONES.
poco favorable
á
nuestros votos , ·dice el mas famo-
so de todos los Oradores Christianos?
¿
De dónde
viene
el
que oramos,
y
no nos oye? ¿De dónde
viene el que pedirnos,
y
nada alcanzamos?
de
que
no pedimos lo que debernos;
ú
de que no pedimos
como debernos pedir. Pedimos,
ó
cosas perjádicia..
les
á
la salvacion , bi enes puramente · temporales,
é
inútiles para la salvacion,
ó
gracias tarnbien ,
que
en el modo que las queremes, muy lexos de santifi-
carnos, servirian mas bien
á
apartarnos 'del cami-
no _de la salvacion. ¿Queremos que nuestras ora:eio-
nes sean eficáces? No pidamos sino lo que puede
servir para la salvacion ,
y
pidamoslo coh 1as condi-
ciones
y
disposiciones que convienen
á
la oracion.
Orémo.s con humi ldad , con atencion de parte
del
espíritu ,
y
con afeccion de parte del corazon ; oré-
mos con confianza
y
con una fe viva ; orémos en
fin con perseverancia. Dios, dice Sant iago., resiste
á
los soberbios ,
y
alraneros ,
y
da su gracia
á
los
humildes:
Supérhis resístit, humílihus autem dat .
trátiam.
La atencion de
es~ritu,
y
la afeccion de
corazon-, dice Santo Tomás, son como
el
alma de
fa
oracion.
Póstulet autem in fide nihil hresitans:
Pidamos con
fe,
dice Santiago,
y
no dudémos ni
desconfiémos.
Expéfla,
dice lsaías,
reexpéfla:
Es–
pera
y
no te canses de
esperar.
Infinitas veces otor–
ga
Dios á la perseverancia, lo
que
al principio
pa–
recía haber negado al fervor
de
la oracion.
Re&e
novit
vívere,
dice
San Agustín,
qui
11ovit
orare:
se .
sabe vivir,
quando~se
sabe orar .