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,
13.2
EXERCJCIOS
Ill. DoM. en él
;Í
todo el
pueblo judáico
dar
gracils
á
Dios
.' ·,
por su libertad., Los Judíos libertados de su cami–
vidad son figura de los G entiles en particular ,
y
de ·rodos los hombres sacados de la esclavitud del
demonio por
el
bamismo.
La Epístola
de
la Misa contiene una .exhorta–
cion patética
y
juiciosa, que San Pedro hace
á
los
Fieles, para que se miren como extrangcros
y
ca–
minantes en este mundo. Habiendonos hecho Jesu–
Chrisro por su muerte
y
su Resureccion hijos adop–
tivos de Dios
y
coherederos de la gloria que nos
mereció , nos hizo al mismo tiempo ciudadanos de
la
Patria Celestial. Vosotros , dice
el
Apóscol ,
ya
no sois extrangeros
y
advenedizos, sino ciudadanos
de los Santos,
y
de la casa de Dios:
Non estis hóspi–
tes,
&
ádven<e: sed estis cives San5tornm,
&
domés·
tici
D ei.
Debemos pues mirar
el
Cielo como nues–
tra
verdadera patria; somos ciudadanos de él ; ésta
vida no es sino un viage que hacemos por una país
ex-traño ; la cierra es para nosotros un lugar de des–
tiem:> ,
y
el mundo es para todos los Christianos
una tierra extraña.
L
vida es demasiado corta para
creer que el viage ha .:::.de ser largo ; por lo comun
apenas se
ha
comenzado , quando se toca en el tér–
mino. Sobre este principio os conjuro , dice el
Apóstol San Pedro, como
á
extrangeros
y
caminan–
tes que sois,
á
que os abstengais de los deseos de la
carne , que hacen la guerra
al
espíritu. Llama aquí
San Pedro deseos de la carne que hacen la guerra
al
espíritu,
á
aquellos movimier;itos involuntarios
de la concupiscencia ,
á
aquella propension
é
indi–
nacion
al
mal de que viven
esclavos los pecadores,
y
que