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'DEP-OTOS.
grada que te
pedjmos por
el
mismo
Jestt>-Chtisto nues-
Sanfo~ .
no
Señor,
tu
Hijo, que siendo
Dios,
vive
y
reyna
contigo
en
la
unidad del Espíritu Santo por todos
los
.siglos de
los
siglos.
Asi
sea.
El
Espíritu Santo se
dá
a
conocer
y
se
hace sen–
tir
demasiado
en
la
santidad de .esta solemne
bendi~
don del
Cirio
Pasqual,
y
en
la
celebridad de esta
augusta
y
mysteriosa ceremonia, para no .creer que
todo esto es obra suya: no
.se
puede dudar que sea
de
tradicion Apóst.olica , aunque no
se
J;iiQiese con
esta magestuosa pubficidad
en
aquellos tiempos de
persecucion, en que
los
Emperadores paganos tenhn
-como cautiva toda
la
Iglesia ; pero lo mismo fue pa•
sar aquellos tiempos somb
íos,
y
gozar la Iglesia de
paz, que verse desenvolver
sus
sagradas
ceremonias~
y
celebrarse sus Oficios con este orden, esta religion,
y
esta magestad, que indican
y
muestran la alta sabi-.
duría
y
la sublime santidad del Espíritu Divino que
los arregla.
Se
cree que el Papa Zósimo
foe
quien or–
denó
la
solemnidad de la ceremonia del
Cirio
Pas–
q
ual;
y
su bendicion, tal qual ia tenemos,
se
atribuye
a
San Ambrosio. Este mysrerioso Cirio no solo re–
presenta
la
Columna de nube
y
de fuego, de que
y.á
se
ha hablado en
la
bendicion , sino rambien
1a
luz de
la
fé
que nos alumbra , el fuego divino de la .caridad
que Jesu-Christo vino
a
encender sobre
la
tierra
,
y
. <lel
q
uaJ quiere que estén
inflamados
y
abrasados
ró.:..
•
dos los hombres.
En
sn Resurreccion fue propiamen-
te quando este divino fuego se
~ncendíó,
y
1
esta
luz sobrenatural empezó
a
esparc'irse
por
.el mun-
do;
y
esto
es
lo
que paree-e .significan estas palabras
d~
la
bemfü;:ion :
Gáuáeat
&
.te//us tantis
irradidt11.
ful-.