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DE VO T ·O S.
pasm:trnos , al ver que la mayor parte de los que
Samo.
se
llegan tan freqi.ientemente
a
nuestros sagrados
Misterios ; al ver que tamos Sacerdotes que tienen
todos los días esta divina víétima en
Sll"
manos , y se
alirnentan de ella, sean siempre los mismos ? Es de-
dr, sie1npre imperfeétos, siempre tan enfermos
es–
piritualrnente, siempre tan indevotos , sien1pre tan
groseramente imperfeétos , quizá tan viciosos,
y
inuchas veces cada día mas indignos de llega rse al
Altar,
ya
la sagrada mesa. No es el
orillo~cl
vesti-
do del Salvador lo que se tiene la dicha Cie tocar
al presente ; el Cuerpo
y
la Sangre adorable de Jesu-
Christo es lo que se tiene en las manos
,lo
que se
recibe, lo que se come:
¡
y
quedamos no obstante
tan achacosos , tan ·enfermos,
y
quizá mas inde-
votos , m::i.s irreligiosos , que si nunca
los
hnbiesemos
tocado
1
Comprehended esta paradoxa: 2qué pasion
hemos vencido despues de un tan gran número de co–
muniones ? 2qué vicio hemos corregido22qné virtud.'
hemos
adquirido~
Una sola comunion basta para ha...
cer un
S~mo
: yo puedo contar «:iento , mil
y
mas;
y
soy tan colérico, tan ambicioso , tan avaro, tan
murmurador , tan indevoto
1
y
tal vez peor que
era
antes de haber tenido la dicha de recibir este divino
Manjar. ·Esta reflex ion debe ha:cer tembbr
a
todo
hombre que tiene religion;
y
por desgracia está de-
masiado bien fondada. En efééto·, 2 qué cosa habrá
saludable para mí, si el Cuerpo , y la prec!osa San-
gre de Jesu-Chrisco de nada me sirven? 2Y
q ~1é
otro
me será eficáz , si este me es inútil ?
·¡
BLH~n
Dios ,
y
como un Sacerdoté poco devoto , cómo una persona
Relig-iosa poco r.egnlar
se
estremecerá un·dia ,
quan·
do