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EXE RC1CI'C>S
Jueves
DisCÍpllloS '
y
se los enjuga con el lienzo que Ie
ser~
via de delantal: despues de lo qua} se VL1elve
a
Ja
mesa para comer
la
cena ordinaria. Al fin
de
esta ultima cena,
foe
quando instituyó el Sacramen-:–
to de la Enea :rsda ,
y
el Sacerdocio de la nueva
ley..
El
Evangelista dice, que quancio el Salvador llegó
a
San Pedro para lavarle los pies , este Apóstol , ató'."
nito de ver
a
su
Divino Maestro
a
sus
pies
,
le
dixo
con su ingenui<lad ordinaria :
~ ~é
es esto , Señor?
no me
lav~ás.
los pies jamJis ·,pues
soy
un hombre
vil
y
despreciable ,
e
indigno de ser del número
de tus Discípulos. No,
Divino
Maestro mio, no per–
mitiré que hagais conmigo jamás una cosa como esta.
El Salva<lqr se alegró de verlo con estos sentimientos
de humildad; pero le dixo ; que esta ceremonia era
un misterio que él no comprehendía entonces, aunque
lo comprehendería con el tiempo;y que si no
se
dexa~
ha
lavar
los pies., no tendría parte en su Reyno.
Es–
ta
amenaza lo aterró tanto , que lo hizo exclamar.:
Si
no es bastalílte lav:arme
los
pies,
estoy
pronto
a
de–
xarme lávar las fl)<lnos
y
la cabeza.
~ería
Jesu.–
Christo, dicen los Padres-, hacer comprehender tanto
a
San Pedro, como
a
los
demás Discípulos, con
qué
pureza debemos llegarnos al Misterio de la Eucaris–
tía -; esto es. lo qLie comprehen<lió el Apostol San Pe–
dro , .quando Jesu-Christo instituyó el Sacramento.
Muchos.
son
de _
par~cer
que el Lavatorio era figura
del Sacramento de
la
Penitencia, lo que San
Pedro
no .cqn\prehendía por -entonces'.Respondiend?
el
Hi
jó
~e
Dios·a lo que el Sal'lto Apóstol •le habia d1ch_o,que
es'raba pronto
a
dexarse lavar cambien
las
manos
y
la_ -cabeza. ,
le.
dixo : El
que
salEt
del
baño , no ne-
. ne