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'

.D 1 A X XVI.

449

P U

N

T

S

E G U N D O.

Considera

qu~

en la imaginacion de esta eternid ad ·se

pierde

el

entendimiento; pero la aln1a

dd

condenado ja–

lnas perderá ni un solo instante de esta eternidad. Si des...

pues de tantos millones de siglos , como instantes han pa–

sado desde qile

el

Sol gira sobre nuestras cabezas, se

h4...

vieran de acabar las pehas de los condenados ; no por eso

dexaria de ser inexcusable el pecador, en haverse grangea–

do voluntariamente una prodigiosa duracion de suplicios,

por unos sucios deleytes que se pasáron en pocos momen:–

tos; pero al fin su

Iocu~a

seria ménos intolerable. ¡Qué!

¡

Por un solo pensamiento consentido un tnilion de ·siglos

de penas ! ¡ Por un pecado de algunos instantes un infier–

no de · cien mil millones de años

!. ¡

O

Dios

!

i

Y

qué rigor!

Pero paciencia ; que esos tormentos no son eternos. Aun–

que su duracion sea espantosa, al cabo ha de tener fin.

Podria entónces decir _

UIJ

condenado: todo lo que ne pa–

.decido, eso ménos me resta que padecer:

ya

tengo dos

años , diez años méoos de tormentos.

¡

Pero una eterni–

dad ! ¡

U

na eternidad ! ¡ Sin poder

jan~as

decir , un quarto

de hora ménos tengo que sufrir!

¡

Sin que al cabo de mil

tnillones de siglos entre tormentos , pueda decir , ya se pa–

una hora de mis penas!

Sepultado , hundido, anegado en medio de un graQde

remolino de fuego , que es al mismo tiempo todos los

suplicios; inmoble como una róca en medio de las llamas;

penetrado de fuego como un carbon hecho ascua; el in–

feliz condenado se abrasa, rabia, se desespera , siempre es–

tá. padeciendo ,

y

siempre pensando que ha de padecer ·sin

fin ,

y

sin alivio.

¡

Hay infierno;

y

los Christianos pecan!

¡Hay

infierno;

y

el

pecado tiene atractivo para los

Chris–

tianos!

Aunqt~e

se haya pasado

un

incomprehensible

número

de siglos , desde que el miserable condenado está

pad~den­

do, nunca podrá decir:

he padecido.

Sus tormentos sienl–

pre son presentes; porque en la eternidad no

hay

tiempo

Lll

pa-