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DIA

JI.

3

1

engañémonos, que

~a

tierra en que vivimos solo produce

frutos an1argos ' agrios '

y

silvestres.

~

Quindo se ha ha–

llado un corazon que se dé por satisfecho aun en medio

ee

la

abundancia~ ~Y

qué abundancia se encuentra en este

n1undo sin amarguras,

y

disgustos~

Y

con todo eso esto

es lo que se llama dicha , felicidad , fortuna ,

y

objeto de

envidia.

El

hombre material,

y

ter"restre fácilmente se dexa

deslumbrar de estas falsas

brillantec~s

; ¡pero un entendi–

miento ilustrado con las luces de la Fé es posible que ha

de tener por gran fortuna esos ororeles ' esos fantasmo–

nes de felicidad , esos sunjderos de cuidados , esos estor–

bos de nuestra

salvaci~n!

'TQué fortuna puede ser , buen

Dios, estar expuestos en

~sas

eminencias

á

tantas tempes–

tades ,

á

tantos furiosos vientos! ¡Qué fortuna no dar

paso,

que'

no sea un precipicio: caminar por entre espinas,

que punzan , que penetran, que despedazc!n : andar opri-

111idos con cargas , que sofocan! ¡Qué fortuna no brillar,

no sobresalir ' sino para estar mas descubierto a los tiros

del enemigo ,

~ara

que haga mejor la puntería al que se

distingue mas entre la muchedumbre! ¡Qué fortuna· en fin

respirar siempre un ayrc inficionado; vivir mas atolondra–

do que los

o~,r os

porqne está mas cerca el ruido ; estar

expuesto á tentaciones mas violentas' a riesgos mas peli–

grosos ,

á

naufi:agio mas seguro! No , no tengamos envi–

dia

á

los dichosos .del siglo : algun dia darán motivo

3

sn

llanto esas sus soñadas , é imaginarias felicidades : en

la

hora de la muerte ellos mismos las calificarán de verda–

deras desdichas. ¡O qué cosa tan triste es· comenzar .tan

tarde

á

tener juicio ,

á

conocer las cosas como son ,

y

no

co~1}0

parecen! Dichoso aquel que no espera

á

que

Ia

111nerte le quite las cataratas de los ojos para percibir dis–

tintamente la vanidad,

y

ninguna substancia de lo que des..

lumbra,

y

de lo que encanta. Todo lo que se llama fe–

licidad en el mundo, solo es bueno para servir de víctimas

á

muchos sacrificios. Dichoso el que á imitacion de San

Pa–

blo lo dexa

todo por

ganar

á

Jesu-Christo.

.

El