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274

ABRIL.

yor elogio se fnnd.1 en luver brillado como el Prebdo mas

zeloso en

Lt

defensa de

Ll

Religion Cathólica ,

y

en

b

im–

p~1gt1acion

de los errores. Havia penetrado hasta

el

Occi–

dente el

An

ianismo , despues que desoló casi toda

h

Igle–

sia Orien tal, protegido del partido mas poderoso;

y

en–

cendido T

01

ibio en aq·1el santo zelo que constituye el ca–

ricter de los Varones Apostólicos , se declaró sin algun·

temor por uno de los mas fuertes enemigos de la impie–

dad ,

consiguiendo de sus sequaces repetidas victorias.

No

fuéron estos triunfos

los

que nus

rele\'~!l·on

b glo–

ria de este Héroe inmort:-tl ; Prisciliano , hombre escbre–

cido por la nobleza de su familia , 'poderbso por sus

ú–

q~1e z:-ts ,

poseido de una extraordinaria eloqücncb , ·é-· ins–

truido en una vasta lectura, corrompido su ingenio con

un

estudio perverso;

ha

viendo ascendido por reprobables

111edios

del

estado secular

á

la Silla Episcopal de Avila;

~echo

un

Herege Genóstico ( lhm:1dos JsÍ los que se glo–

riJban env<mecidos con

1

exrelen ·a de su ciencia ) se

de~

claró altor de

Lll

a m"scelán@a de

r

~regía

perjudiciJlísima

á.

la

lg

esi : conv-.e nia con los M111iqnéos en admitir do?

Dioses,

ó

dos ptincip'os,

nn

de lo

n

~lo,

y

otro de lo

bUeno : cc;u1 S'abeli9 en negar la

T

nr11id

d

de personas en

Dios; de endb por lícito el perjurio ,

y

ade.más de adop–

tar con Montano,

y

Taciano otros errores comunes;

y

emeñaba por punto cardinal de su secta, que

e~taban

li–

gados los hombres

á

los fatales influxos de las cstrelbs.

Infestó un hou:brc de aqnd caricter con

la

pestífera le–

pra de

sns crasos

~rrores

, no

solo

J.

lll

1

Jchos p·Jeblos , si

no

Io que

fné

mas doloroso·

á

no pocos Obispos , que

debiendo ser sabios en la Doctrina Cathólica , apacen tabatl.

:i

sus rebaños con

el

veneno que vomitó aquel monstruo.

.•,

e

l

m1erna.

Encendióse una gnerra cruel entre los

parti<.l,uios

de

Prisci ti:mo,

y

Cathó! icos ; de fornu que se dexó ve r en Est

pañJ un

bsti mo~o

teatro de di vision ,

y

ci)mJ. En esta dc–

·piorabk ccmst itucion brilb.b,1 b eminente virtud de nncs–

tro S:.mto con tan

sobresJ.li

;::nte

res~) Lmdor

, que se lnbia

hecho

superior

hastJ. de la

n1isn1a

envidia, mereciendo la

es-