DIA IX.
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llena de imponderable consuelo al verse ya dichosa–
mente retirada del bullicioso tumulto del
mundo~ ,
aban–
donó todo otro cuidado que el de dedicarse enteramente
al exercicio de las mas heroycas virtudes. Su ayuno era
continuo; apénas interrumpía la oracion sino con algunos
instantes de sueño qne tomaba sobre unos manojos de
sarmientos; tnortificaba su delicado cuerpo con rigurosas
penitencias ,
y
eran sus ojos dos perennes fuentes de lá-.
grimas que la hacia derramar su ardiente ,
y
ternísimo
amor de Dios. Pero ni en sus modales , ni en sus cos–
tumbres se descubria
el
rigor de· su mortificacion; porque
siempre se la veia llena de apacibilidad , de dulzura, de–
urbanidad ,
y
de una modestísima alegría para con todo
el m-undo. La voluntaria pobreza
á
que se havia reduci–
do , no la estorbaba encontrar arbitrios para socorrer
á
todos los pobres que recurrían
á
ella.
En
su retiro no es–
taba ociosa ; pero una virtud tan sobresaliente no podia
1nénos de e;xcitar la rabiosa envidia del enemigo de la
salvacion. No pe ·donan el tentador, ni' la tentacion
á
las
grandes alrius;
y
nue~tra
heroyca reclusa experimentó pl·es-
to sus efectos.
•
Apoderóse de
su
espíritu un 1nonal tedio
al
retiro,
llenando de anrargura su cm·azon un repentino horror
á
la soledad. La oracion, el silencio , la estrechéz de aque–
lla pobre Celda , todo se la hacia insoportable. La me–
moria de lo que havia sido ; el pretexto de las muchas,
buenas , y grandes obras que podia ha.cer en el mundo;
h
dulzma de una honesta,
y
christiana libertad , sus ju–
veniles años ; la esperanza bien fundada de una larga vida;
la delicadeza de su complexion, y la ninguna robustez de
su salud; todo esto se la representaba con la mayor vi–
veza ; todo concurria
á
hacerla titubear en su resolucion;
todo la inclinaba á volverse al siglo ,
y
todo abogaba en
favor del amor proprio. Bien necesitó de grandes ,
y
po–
derosos anxílios para resistir
a
tan fuerte como disimulada
tentacion : concediósclos el Cielo , y correspondió
á
ellos
con valor , y con fidelidad.
En
medio de estas turbacio–
nes, sequedades, y desconsuelos recurria
á
la oracion , re-
no-